Silencio que recarga: una marcha, una oración y una escala para sanar a Colombia
El precio de vivir con miedo
Rosa María Agudelo Ayerbe
Directora – Diario Occidente
El pasado domingo, en medio de un país agitado por la polarización, el ruido político y la tensión social, participé en la Marcha del Silencio.
No sabía exactamente qué esperar. Pero lo que viví no fue una manifestación como las que acostumbramos ver en Colombia.
Al cierre del recorrido, no hubo arengas, discursos encendidos ni mensajes en contra o a favor de nadie.
En su lugar, hubo algo poco común: un acto simbólico interreligioso.
Un pastor cristiano, un rabino judío y un general en retiro —quien elevó la oración católica a la patria— ofrecieron palabras pausadas, serenas y profundas.
No se habló de partidos ni de gobiernos. Se habló de esperanza, unidad y propósito compartido.
Salí de allí con las baterías recargadas. Con menos rabia y más ilusión.
Como si el silencio colectivo y las oraciones hubieran logrado algo que hoy escasea: un momento de conciencia.
Y entonces recordé una herramienta que conocí hace unos años y que hoy cobra más sentido que nunca: la Escala de Conciencia de Hawkins.
¿Qué es la Escala de Conciencia?
La escala fue creada por el Dr. David R. Hawkins, psiquiatra y autor estadounidense, conocido por su libro “Power vs. Force” (1995).
Su propuesta parte de una idea sencilla pero poderosa: los estados de conciencia tienen una frecuencia energética medible, que impacta directamente nuestras decisiones, relaciones y la sociedad en su conjunto.
Hawkins construyó una escala del 1 al 1000, que va desde los niveles más bajos de conciencia (como la vergüenza, el miedo o la ira), hasta los más elevados (como la aceptación, el amor, la alegría y la iluminación).
El punto de quiebre está en el nivel 200: por debajo de ese umbral, predomina la reactividad, el conflicto y la visión de escasez; por encima, florecen la creatividad, la empatía y la cooperación.
Aunque su método fue polémico por usar pruebas de kinesiología, su escala se ha convertido en una guía útil para el desarrollo personal y el liderazgo emocional.
¿Y si Colombia subiera su nivel de conciencia?
Aplicada a lo individual, esta escala nos invita a preguntarnos:
🔹 ¿Desde dónde estoy actuando: desde el miedo o desde la esperanza?
🔹 ¿Desde la ira o desde el respeto?
🔹 ¿Desde el ego o desde la empatía?
Pero también nos permite hacer una lectura del país.
Hoy Colombia parece sumida en los niveles bajos de la escala:
📉 Miedo que paraliza.
📉 Ira que divide.
📉 Orgullo que impide tender puentes.
Y sin embargo, experiencias como la Marcha del Silencio nos recuerdan que es posible actuar desde otro lugar:
📈 Coraje para escuchar sin gritar.
📈 Aceptación de que no pensamos igual, pero sí queremos lo mismo.
📈 Buena voluntad para construir desde lo que nos une.
Subir en esta escala no es ingenuidad espiritual. Es estrategia social.
Porque ningún país sale del caos desde la rabia.
Porque ninguna democracia se sostiene desde el miedo.
Y porque ningún liderazgo verdadero se construye desde la culpa o el control.
Hawkins decía que la conciencia es una elección. Y que al elegir desde el amor o la razón, neutralizamos el impacto del miedo.
Tal vez sea hora de dejar de gritar y empezar a elevarnos.
Colombia no necesita más volumen. Necesita más conciencia.
En Colombia, vivir con miedo se ha vuelto una costumbre. Pero no es una emoción neutra.
El miedo es también una estrategia: hay quienes lo usan para dividir, para paralizar, para obtener poder. Nos quieren asustados porque un ciudadano asustado duda, se calla, no actúa.
Pero una sociedad que vive en estado de alerta permanente pierde su capacidad de construir, de confiar, de imaginar el futuro. Y eso tiene un costo inmenso.