Críticas al Gobierno por bombardeos con víctimas menores
Mauricio Lizcano condena muertes de niños en bombardeos y afirma que “ningún niño debe ir a la guerra”
En medio de la polémica generada por recientes bombardeos del Estado colombiano contra campamentos de las disidencias Farc, que dejaron al menos siete menores de edad muertos en el Guaviare y otros cinco en Arauca, el precandidato presidencial Mauricio Lizcano cuestionó de forma directa el accionar del gobierno y su impacto sobre la niñez.
Lizcano señaló que, de acuerdo con los informes de organismos de derechos humanos, las operaciones militares “han dejado al menos doce menores de edad muertos” en los recientes operativos, criticando duramente la implicación de los niños en el conflicto armado.
El aspirante afirmó: “Que los niños mueran en bombardeos es la demostración de un Estado que le ha fallado a los niños de Colombia, que no les ha brindado la seguridad ni las oportunidades y hoy son caldo de cultivo para que los verdaderos culpables, los bandidos, los grupos al margen de la ley los usen como escudos humanos”.
Enfatizó además que “Colombia tiene que darse una profunda reflexión de qué está pasando con nuestros niños y garantizar y recuperar la seguridad para que esto no pase. Ningún niño debe ir a la guerra”.
El debate se da en un contexto complejo: el gobierno del presidente Gustavo Petro retomó los bombardeos a campamentos de las disidencias tras haberlos suspendido al asumir el cargo en 2022, bajo la premisa de evitar víctimas menores. Sin embargo, organismos como la Defensoría del Pueblo y la oficina de derechos humanos de la Naciones Unidas han exigido una revisión urgente de las políticas militares frente al reclutamiento de menores por parte de los grupos ilegales. Lizcano advirtió que esta situación “no puede quedar solo en discurso político” y reclamó “medidas inmediatas de protección y prevención” que salvaguarden a la infancia mientras se combate el crimen organizado.
El precandidato concluyó su pronunciamiento señalando que no se trata solo de atacar las estructuras armadas, sino de reconstruir el tejido social, garantizar educación, oportunidades y entornos seguros para que los niños y niñas no se conviertan en víctimas ni piezas de una guerra que no eligieron.