Llamado desde la Convención Bancaria
Rechazo a discursos que promuevan el desorden
Durante su intervención la 59 de la Convención Bancaria, realizada en Cartagena, el presidente de la Corte Constitucional, Jorge Enrique Ibáñez, enfatizó que las autoridades están constituidas para defender los principios y valores fundamentales de la sociedad, y no para incitar al desorden.
El presidente de la Corte indicó que “las autoridades no están para llamar al odio ni a la división de la sociedad” y rechazó el uso del poder para perturbar el orden público.
El jurista insistió en que cada órgano del Estado debe actuar en el marco de sus competencias y evitar motivaciones particulares.
Además, recalcó que la confianza, necesaria para la inversión y el desarrollo, se construye sobre el respeto a las normas.
Así mismo, advirtió que sin este respeto, la incertidumbre sustituye a la confianza y la prosperidad se vuelve inalcanzable.
También destacó el rol activo de la sociedad civil como garante del orden democrático y contrapeso ante el poder.
Llamado
Para Ibáñez, la defensa del orden constitucional es una tarea colectiva. “Defender la democracia no es un acto de nostalgia: es la única manera de asegurar que la libertad se sostenga como un derecho inviolable para todos”, enfatizó.
El legislador hizo un enérgico llamado a respetar el orden constitucional, la separación de poderes y el rol de las autoridades en la protección del Estado de Derecho.
Ante la tensión institucional que vive el país, derivada del anuncio del presidente Gustavo Petro de convocar por Decreto una consulta popular sobre la reforma laboral, Ibáñez advirtió que las instituciones no pueden ser utilizadas con fines particulares.
El magistrado afirmó que “la legitimidad de las instituciones no emana de la fuerza ni de la popularidad pasajera, sino del respeto a la justicia, la equidad y los derechos humanos”.
Además, él magistrado fue enfático en decir que las instituciones “están constituidas para defender, como lo ordena la Constitución, los principios y los valores fundamentales de la sociedad, para garantizar el orden político, económico, social y económico” y reiteró que “las autoridades no están constituidas para llamar al desorden ni mucho menos para perturbar el orden público”.