‘Sangrenegra’, el vengador despiadado

    lunes 12 de mayo, 2014

    Por Johnny Delgado M.
    Su solo nombre producía terror. Jacinto Cruz Usma no tenía la sangre negra ni bebía sangre de sus víctimas pero sí inundó de ella los campos y caminos por donde pasó.

    En 1951 había asesinado a un conservador en Argelia, Valle del Cauca. Huyó a El Líbano, Tolima, donde había nacido en 1932. En los años siguientes se mantuvo trabajando en fincas y ajeno a la violencia partidista que azotaba al país.

    Dicha confrontación exacerbada, a partir de 1946 y conocida como ‘la violencia’, fue el resultado de los conflictos bipartidistas no resueltos y nacidos a mitad del siglo XIX. El asesinato de Gaitán el 9 de abril de 1948 fue el detonante que desbordó el dique de pasiones acumuladas tras un siglo de rencillas.

    La primera fase de ‘la violencia’ (1946-1953) produjo 130.000 muertos. La barbarie bandolera bipartidista se detuvo con el golpe de Estado de Rojas Pinilla al gobierno de Laureano Gómez, el 13 de junio de 1953.

    Tregua y amnistía
    La tregua duró hasta 1954 cuando la dictadura atacó a las ligas agrarias liberales y comunistas del oriente y sur del Tolima. Este conflicto de tres años, que produjo 16.000 muertos, terminó el 10 de mayo de 1957, cuando Rojas fue depuesto y nombró una junta militar para hacer la transición al Frente Nacional.

    El presidente Alberto Lleras ofreció una amnistía en 1958, a la cual sólo se acogieron muy pocos. Dicha fase de violencia (1957-1966) costaría 44.000 muertos.

    El resurgir
    A partir de 1959, resurgieron numerosas bandas dedicadas al robo, la extorsión y el asesinato para aterrorizar a los campesinos del partido contrario.

    Motivados por la venganza y patrocinados por gamonales políticos, se conformaron las bandas liberales de ‘Desquite’, ‘Almanegra’, ‘Helí Bonilla’, ‘Chispas’, ‘Arbolito’, ‘Póker’ y ‘Sangrenegra’, entre otros; y las cuadrillas conservadoras de ‘El Cabo Yates’, ‘Idalí Paloma’ y ‘Eusebio Pava Azabache’, entre otros.

    Aunque a finales de 1959, Jacinto Cruz Usma rindió indagatoria en Santa Teresa, acusado de hurto, fue dejado libre. En febrero de 1960, conoció a Miguel Villarraga ‘Almanegra’, quien dirigía otra cuadrilla liberal, y se integró a ella. Jacinto Cruz se encargó de comandarla cuando, en julio de ese año, ‘Almanegra’ fue capturado.

    En agosto de 1960 en La Polka, El Líbano, cometería su primer asesinato en el Tolima. ‘Almanegra’ escapó de la cárcel en febrero de 1961 y fue abatido tres meses después. Nacía así la leyenda de Jacinto Cruz Usma con el alias de ‘Sangrenegra’. Reunió una cuadrilla mayor y se dedicó a asolar las veredas del norte tolimense.

    Cometió su primera masacre en febrero de 1962, en Juntas, Anzoátegui. Dieciséis personas fueron asesinadas por la cuadrilla. Dos meses más tarde, el temible bandolero ‘Desquite’ convocó a ‘Sangrenegra’ para asaltar un convoy del Ejército que se dirigía a El Líbano. Murieron  trece militares y dos civiles.

    Con una violencia desbordada,  el Gobierno comisionó al coronel Matallana y al Batallón Colombia para erradicar el bandolerismo del norte tolimense. Entre 1962 y 1965, se libró la batalla de exterminio contra los bandoleros.

    ‘Sangrenegra’ no detuvo su carrera criminal. Sin ningún ideal político, sólo fue un vengador inclinado a todo tipo de delitos: raptar y violar muchachas y maestras, asaltar  buses para robar y asesinar pasajeros conservadores.

    En su odio arraigado por los policías y militares, no desperdiciaba ocasión para asaltarlos. Su gran capacidad para moverse y recorrer diariamente grandes distancias a pie, alimentaban su halo de invulnerabilidad ante la tropa.

    En febrero de 1963, la cuadrilla cruzó el río Magdalena e ingresó a Cundinamarca donde realizó tres asaltos en San Juan de Rioseco, asesinando a ocho personas.

    De nuevo en el Tolima, el 20 de marzo de 1963, cometió dos masacres: en la madrugada asesinó y decapitó a ocho campesinos en Totaré, Alvarado, arrojando sus cabezas al río; al  mediodía, en Los Guayabos, en la carretera de Alvarado a Anzoátegui, asaltó varios vehículos, y allí, la cuadrilla dio muerte y asesinó a trece pasajeros y a un teniente de la Policía que viajaba como civil.

    Algunos pasajeros habían escapado y dieron aviso a la Policía, que se acercó a socorrer a las víctimas. ‘Sangrenegra’ fríamente los emboscó y mató a tres carabineros. Asediada, la cuadrilla remontó la Cordillera Central y operó durante un tiempo en la zona de los nevados.

    El 9 de septiembre de 1963, asaltaron a una patrulla en zona rural de Pereira dando muerte a cinco militares. De regreso al Tolima, dos semanas más tarde, ‘Sangrenegra’ cometió su última masacre. Con total sevicia, mató a diecinueve campesinos, en Totarito, Santa Isabel.

    La persecución continuó, y a finales de enero de 1964 algunos militares llegaron hasta su guarida y  atacaron con granadas. Murieron varios bandoleros y ‘Sangrenegra’ resultó gravemente herido.

    Regreso
    Gracias a su gran fortaleza física, pudo recuperarse y abandonar el Tolima. En marzo se encontraba en el Quindío, donde reclutó tres hombres con los cuales ingresó al Valle del Cauca, a finales de abril, atendiendo la invitación de su hermano Felipe Cruz, residente en la zona rural de El Cairo. Era una celada ideada por la Policía y pactada con Felipe, interesado en cobrar la recompensa ofrecida por ‘Sangrenegra’, sindicado de más de doscientos asesinatos.

    El domingo 26 de abril de 1964 fue detectado en El Cairo, y unidades mixtas de Policía y Ejército actuaron. El primer día, cayó uno de sus acompañantes.

    Entre el lunes y martes, los fugitivos fueron abatidos cuando intentaban huir hacia la Serranía de los Paraguas. ‘Sangrenegra’ fue herido en uno de los combates y se suicidó, posiblemente, el mismo lunes 27 de abril.

    Su cuerpo fue encontrado el 28 de abril con la ayuda de perros adiestrados. Entre otras heridas, el cadáver presentaba un tiro en la boca.

    Su cadáver fue trasladado a Cartago y luego al norte del Tolima, donde fue exhibido como habían hecho  con ‘Desquite’, tiempo atrás.

    Finalmente, lo sepultaron en Totarito, donde cometió su última masacre. Así se cerraba un capítulo de horror, llamado ‘Sangrenegra’.

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