Empresas solo tienen asegurado el 52% del suministro para 2026
Industria alerta por crisis de gas natural
La más reciente Encuesta de Opinión Industrial Conjunta (EOIC), elaborada por la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (Andi), revela un panorama de alta incertidumbre en el sector productivo frente al futuro energético del país.
Según los resultados, las empresas solo han asegurado, en promedio, el 51,9 % del gas natural que necesitarán en 2026, mientras esperan un aumento del 50,8 % en su precio.
El informe, publicado en medio del debate sobre la suficiencia energética nacional, refleja la preocupación de las industrias manufactureras, de alimentos, químicas y de transformación, para las cuales el gas natural representa un insumo esencial.
Riesgos para la competitividad industrial
El limitado aseguramiento del gas y las proyecciones de incremento en precios plantean un desafío para la sostenibilidad del aparato productivo colombiano.
La encuesta advierte que el aumento de los costos energéticos afectará la eficiencia operativa y la competitividad internacional del país, especialmente frente a competidores de América Latina que cuentan con fuentes de energía más estables o baratas.
La ANDI enfatiza que el encarecimiento del gas natural impactará directamente en los costos de producción, afectando tanto a las grandes industrias como a las medianas y pequeñas empresas.
Sectores como alimentos, bebidas, cerámica, cemento, siderurgia y químicos —altamente dependientes del gas como fuente térmica o de generación— serían los más vulnerables.
“Un incremento del 50,8 % en los precios de gas natural reduciría significativamente los márgenes de rentabilidad industrial y podría trasladarse al consumidor final, afectando la inflación y la competitividad exportadora del país”, señala el informe.
Un entorno de planificación incierta
La baja proporción de suministro asegurado refleja además un entorno de alta incertidumbre empresarial.
De acuerdo con el sondeo, la mitad de las compañías aún no tiene contratos firmes de abastecimiento para 2026, lo que dificulta la planificación de inversiones, la expansión de plantas o la introducción de nuevas líneas de producción.
La inseguridad energética se ha convertido en un factor limitante para la toma de decisiones de largo plazo.
Según la ANDI, las empresas están replanteando su matriz de consumo energético y explorando alternativas como el gas licuado, el uso de biomasa o la electrificación de procesos, aunque advierten que estas soluciones no son de rápida implementación ni económicamente viables en todos los casos.
Un llamado a la política pública
Los resultados de la EOIC reavivan el debate sobre la necesidad de una política energética integral que garantice el suministro y la estabilidad de precios del gas natural.
La asociación insiste en que el país debe avanzar en estrategias que fortalezcan la exploración y producción nacional, diversifiquen las fuentes de abastecimiento y promuevan la infraestructura necesaria para la importación eficiente de gas.
“La seguridad energética debe ser una prioridad de Estado. El sector industrial necesita reglas claras, certidumbre en el suministro y tarifas competitivas para sostener la producción y el empleo”, señaló un vocero gremial.
Asimismo, los empresarios piden acelerar las decisiones sobre el futuro del gasoducto de Buenaventura y la infraestructura de regasificación en el Caribe, proyectos considerados estratégicos para la soberanía energética del país.
Efectos económicos y sociales
De persistir las condiciones actuales, la crisis energética podría traducirse en menores niveles de crecimiento y empleo.
ANIF y Fedesarrollo han advertido que un incremento sostenido en los costos del gas natural podría restar entre 0,2 y 0,4 puntos porcentuales al PIB industrial en 2026.
En el frente laboral, el encarecimiento del gas afectaría la producción de bienes básicos y manufacturados, lo que podría ralentizar la creación de empleo en un contexto en el que la tasa de desempleo nacional aún supera el 10 %.
La Encuesta de Opinión Industrial Conjunta de julio de 2025 pone sobre la mesa una alerta temprana: la crisis de gas natural no es un riesgo futuro, sino un desafío inmediato.
Si el país no actúa con rapidez para fortalecer su seguridad energética, las consecuencias podrían sentirse en toda la cadena económica: desde la producción industrial hasta los hogares.
Con la mitad del gas sin asegurar y precios proyectados al alza, el sector empresarial colombiano enfrenta uno de sus mayores retos estructurales de la década.
La solución, según la Andi, pasa por una acción coordinada entre el Gobierno, los productores de energía y las empresas, para evitar que la incertidumbre energética se convierta en un obstáculo permanente para el desarrollo productivo nacional.