Las empresas abren sucursales en diferentes países
El papel del contador con la nueva normatividad
Por Gabriel Gaitán Blanco.
Aún recordamos aquel personaje de anteojos, visera, ‘manguitos’ (protector de mangas) y lápiz en la oreja: era el contador, el tenedor de libros, que con un libro columnario copaba casi todo el escritorio que utilizaba, que era bastante grande.
Fue pasando el tiempo y con él ocurre un cambio total. Entra el computador, los sistemas, se globaliza la economía, las comunicaciones se vuelven inmediatas; como dije, un cambio total.
Las empresas abren sucursales en diferentes países, lo que conlleva la necesidad de establecer estándares de contabilidad que se apliquen en el mundo, para que de esta manera se pueda tener información única.
Mientras tanto, ¿que hemos hecho los contadores? ¿Nos hemos preparado para el cambio? La respuesta, lamentable, en nuestro país es No. Desde la academia somos resistentes al cambio, en un principio incluso hasta llegamos a interponer acciones judiciales para evitar que fuera obligatorio el uso de las normas internacionales en Colombia. Nos íbamos a alejar del mundo.
Es preciso entender que el contador no es más el tenedor de libros. Nos hemos convertido en los profesionales importantes y necesarios en todas las organizaciones como el principal asesor de la gerencia, los analistas de las cifras, los que les decimos a los administradores qué significa cada partida de los estados financieros. Esto conlleva el permanente estudio, la lectura diaria, el conocimiento en profundidad de todo lo relacionado con la profesión.
Triste es tener que reconocer que no lo estamos haciendo. Es por ello que debemos ver con buenos ojos la decisión de la Junta Central de Contadores (JCC) de iniciar visitas a todos los profesionales, personas naturales y firmas de contadores para comprobar que estamos utilizando las buenas prácticas determinadas por organismos internacionales y nacionales. Qué bueno sería que se nos obligara a presentar exámenes de conocimientos cada tres años, para de esta forma revalidar la tarjeta profesional.
Debemos convencernos que aquel famoso tenedor de libros quedó en el olvido, que somos los grandes protagonistas de las empresas por nuestro conocimiento y preparación, que debemos ser los primeros invitados a todas las juntas de socios y a las reuniones de juntas directivas -y no que nos cuenten, como hasta ahora sucede, cual es la decisión tomada-, ya que la forma de reconocer los hechos económicos ha cambiado y es por esto que debemos escuchar que piensan los administradores directamente de ellos.
Importantísimo es contar con los conocimientos y experiencia para poder asumir responsabilidades como la revisoría fiscal. Ojalá se legisle y se faculte a contadores con, por lo menos, cinco años de experiencia profesional y certificaciones en Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF), además en Normas Internacionales de Auditoria (NIA) Y Aseguramiento de la Información (NAI). Que se acabe la práctica de ejercer la doble función de contador y revisor fiscal en la misma empresa, todo esto con el visto bueno de la administración. Acordémonos que estamos obligados a denunciar ante la autoridad competente esta práctica indebida.
Normatividad internacional
Debemos aplicar la normatividad internacional, como la NISR 4410 (Norma Internacional Sobre Servicios Relacionados) que consagra, entre otros deberes, los siguientes:
El contador debe respetar el Código de Ética Profesional promulgado por la IFAC. Los principios de ética que rigen la responsabilidad profesional del experto contable en este tipo de encargos son los siguientes:
a) Integridad
b) Objetividad
c) Competencia y diligencia profesionales
d) Secreto profesional
e) Comportamiento profesional
f) Normas técnicas
Es importante recalcar el hecho de que la Dirección de la entidad es responsable de la exactitud e integridad de la información suministrada al contador con el fin de que la información financiera compilada sea completa y exacta. Notemos que no se habla de que sea el contador el tenedor de libros.
Si el contador detectara que la información suministrada por la Dirección es incorrecta, está incompleta o, en general, no es satisfactoria, deberá considerar si lleva a cabo los procedimientos y solicitará información adicional a la Dirección. Si ésta se negara a la solicitud, el contador se retirará del encargo e informará a la entidad de las razones que le obligan a ello.
El contador obtendrá de la Dirección un reconocimiento expreso de su responsabilidad sobre la presentación de la información financiera y de su aprobación. Dicho reconocimiento puede hacerse mediante manifestaciones de la Dirección que cubran la exactitud e integridad de los datos contables y la revelación completa de toda la información relevante y significativa al experto contable.
Vemos en lo anterior la importancia que adquieren las revelaciones, que son -estas sí- responsabilidad del contador y están claramente definidas en cada estándar.
En fin, no queda sino estudio y más estudio.
El próximo 3 de noviembre en el Club de ejecutivos se realizará el Congreso nacional de contadores que este año analizará la visión futurista de esta profesión.