Un homenaje a quienes días a día ayudan a construir país desde el sector privado
Empresas que construyen país: liderazgos que sí hacen la diferencia
Por: Rosa Maria Agudelo Ayerbe
En Colombia, el protagonismo de las empresas no se mide solo en producción o en cifras. Se mide en la capacidad de transformar vidas, sostener el empleo y mantener vivo el tejido social incluso en medio de la incertidumbre.
La más reciente Encuesta Ritmo Empresarial (ERE 2025-I), realizada por 22 cámaras de comercio, confirma esa realidad: nuestros empresarios siguen apostando por el país, aun cuando el entorno no siempre juega a su favor.
Un país que no reconoce a quienes lo sostienen
En una encuesta que realicé a 30 empresarios de distintos tamaños, solo una persona siente que la sociedad valora plenamente a las empresas.
El 63,3% percibe un reconocimiento con desconfianza y el 33,3% cree que predomina una visión negativa.
Las razones son múltiples. En nuestro país avanza una narrativa hostil hacia el sector productivo, hay un desconocimiento del peso real de las MiPymes —que representan el 99,5% del empresariado colombiano—, baja educación financiera y una cultura tributaria frágil.
Este ambiente alimenta un círculo vicioso: empresas invisibles y empresarios estigmatizados.
Sin embargo, hay fuertes señales de su resiliencia. Según la ERE, pese a la desaceleración, el 73,6% de las empresas mantuvo estable su planta de personal y ciudades como Barranquilla, Medellín y Cali lograron aumentos en ventas e inversión durante el primer semestre de 2025. Son señales de resiliencia en un entorno complejo.
El peso real del sector privado
Las cifras hablan por sí solas: las empresas generan el 79% del empleo formal y aportan cerca del 40% del PIB.
En el Valle del Cauca, tercer motor económico del país, el sector empresarial representa casi el 10% del PIB nacional.
Estas cifras conectan con la ERE 2025-I:
Barranquilla y Medellín lideraron el crecimiento en ventas. Cali y Bucaramanga se destacaron en inversión.
Pese a la incertidumbre, 44,2% de los empresarios del país espera aumentar ventas en el segundo semestre.
No se trata solo de crecimiento económico. Se trata de calidad de vida, empleo, impuestos que sostienen lo público, proyectos sociales y oportunidades para miles de familias.
Pensar un país sin empresas es imaginar un país sin movilidad social ni futuro productivo.
Liderazgos que transforman
En esa misma línea de liderazgo empresarial con propósito, distintas voces del sector coinciden en que el rol del empresario va mucho más allá de producir: también implica orientar, cuidar y transformar.
Pedro Carvajal lo resume así: “El empresario debe liderar, proponer y hacer parte de la transformación social”.
Desde otra orilla, Jesús Mejía, gerente de Calzatodo, afirma: “Cumplir la ley, contratar bien y dar condiciones de equidad no es un favor, es una obligación moral”.
A esa visión se suma un propósito más profundo: la inclusión.
Keis Stapel, gerente de Yoffice, considera que el verdadero reto es “construir un país que funcione para todos”.
Y Juan Ramón Guzmán, de Bivien, recuerda que “el empresario puede cambiar entornos y conectar esfuerzos”.
Jacobo Tovar Caicedo, director general de Comfandi, quien insiste en que las empresas deben asumir un papel más amplio en el desarrollo regional.
En sus palabras, el Valle del Cauca requiere “empresas conscientes del impacto que tienen sus acciones; empresas que integren un propósito que vaya más allá de la rentabilidad, alineando sus operaciones con el bienestar integral, la sostenibilidad y la equidad para aportar a la construcción de una mejor sociedad”.
Ese impacto se amplía con las fundaciones empresariales. En el Valle del Cauca operan más de 140, algunas con más de seis décadas de trabajo social.
El ejemplo más visible es Compromiso Valle: más de 730 organizaciones vinculadas, 118.000 millones de pesos movilizados, 3.800 empleos generados y más de 100.000 personas beneficiadas.
Un entorno adverso que no detiene al empresariado
La relación con el Gobierno es una tensión permanente. Según la encuesta que realicé, el 70% considera que es mala y el 30% regular.
Ninguno la calificó como buena. El 97% cree que las medidas actuales no favorecen el crecimiento, y el 68% afirma que los ha afectado directamente.
La ERE lo confirma: la incertidumbre política y económica es la segunda mayor dificultad empresarial (16,7%), solo superada por la falta de demanda (18,8%).
Aun así, el país empresarial no se detiene.
Las cajas de compensación: el puente social del empresariado
El vínculo entre el empresariado y las cajas de compensación es decisivo para la movilidad social en el Valle del Cauca.
A través de Comfandi, por ejemplo, los trabajadores acceden a educación, empleabilidad, vivienda, salud y recreación.
En 2025, la caja destinó más de $185.000 millones a formación y cerca de $40.000 millones a infraestructura recreativa, reforzando su apuesta por el bienestar.
Su director general, Jacobo Tovar Caicedo, lo resume así: “La principal transformación es poner el bienestar integral de los trabajadores en el centro de la estrategia, porque es un eje fundamental de la productividad y competitividad de la región”.
Esa visión convierte a las cajas de compensación en un aliado clave para cerrar brechas y ampliar el impacto social del sector empresarial.
La empresa como proyecto de vida
Detrás de cada empresa hay una historia personal.
- El 40% de los empresarios encuestados lidera negocios con más de 25 años de trayectoria.
- El 37% dirige empresas de menos de 10 empleados.
Son compañías construidas a pulso, en medio de crisis y reformas.
Por eso es tan difícil entender por qué no vemos a los empresarios como líderes que construyen país desde abajo.