Se mantienen las presiones arancelarias
Inflación básica en alza y mercado laboral en desaceleración marcan el pulso de la economía en EE. UU.
La economía estadounidense atraviesa un momento de tensiones cruzadas. Mientras la inflación general se mantiene relativamente estable, la inflación subyacente muestra señales de repunte, y el mercado laboral comienza a perder dinamismo.
Estas dos fuerzas, derivadas en parte de la política comercial proteccionista del actual gobierno, configuran un dilema complejo para la Reserva Federal (Fed), que deberá decidir en septiembre si inicia un ciclo de recortes de tasas de interés o espera a consolidar mayores señales de estabilidad.
Inflación bajo presiones arancelarias
En julio, la inflación anual se situó en 2,7%, nivel estable frente a junio pero 0,4 puntos porcentuales por encima de lo observado en abril.
El índice mensual creció un 0,2%, impulsado por el encarecimiento de rubros básicos pese a la caída en la energía (-1,6% anual) y la gasolina (-9,5%).
La inflación básica, que excluye alimentos y energía, subió a 3,1% interanual, el mayor nivel en cinco meses. Según Anif, este incremento responde al traslado de costos de las empresas por las medidas arancelarias impuestas por la administración de Donald Trump, que han encarecido insumos y generado distorsiones en las cadenas de suministro.
Si bien la estabilidad en el índice general da un respiro a los inversionistas, el repunte en la inflación subyacente preocupa, pues indica que las presiones de costos podrían ser persistentes y complicar el retorno a la meta de largo plazo de la Fed.
Desempleo en aumento y creación de empleo a la baja
El mercado laboral, considerado uno de los pilares de la recuperación estadounidense tras la pandemia, muestra señales de agotamiento. La tasa de desempleo en julio se ubicó en 4,2%, un alza de 0,1 puntos porcentuales frente al mes anterior.
Ese aumento obedeció a un crecimiento del 2% en el número de desocupados, frente a un alza del 1,2% en ocupados. En el mismo mes se crearon 73.000 nuevos empleos, muy por debajo de lo esperado y lejos de los promedios recientes.
En el último trimestre móvil, la creación neta promedió apenas 35.000 plazas, comparado con 123.000 en el mismo periodo del año anterior.
Este enfriamiento en el empleo refleja tanto la incertidumbre empresarial frente a la evolución de los aranceles como una mayor prudencia en las decisiones de contratación.
La Fed frente a un dilema
El escenario plantea un dilema de política monetaria. Por un lado, la inflación general parece controlada, pero la básica está en ascenso. Por otro, el mercado laboral pierde tracción.
Anif señala que, bajo este contexto, la Fed podría iniciar una ronda de recortes de tasas en septiembre, aunque con un ritmo más gradual y dependiente de la evolución de los datos.
De hecho, el mercado ya descuenta con un 89,3% de probabilidad un recorte de 25 puntos básicos el próximo 17 de septiembre, aunque la magnitud y duración del ciclo aún son inciertas. La clave estará en que la Fed logre contener los riesgos inflacionarios sin agravar la desaceleración del empleo.
Implicaciones globales
El desenlace de esta coyuntura tendrá efectos más allá de EE. UU. Una reducción de tasas podría aliviar la presión sobre las economías emergentes, al moderar la salida de capitales y estabilizar las monedas frente al dólar.
Sin embargo, si el ritmo de ajuste es más lento de lo esperado, la volatilidad financiera podría intensificarse, en especial en países con déficits externos elevados, como Colombia.
Además, el repunte de la inflación básica y la incertidumbre comercial mantienen la atención de los mercados internacionales, que evalúan los riesgos de mediano plazo en la estabilidad macroeconómica estadounidense.
Una economía en transición
Estados Unidos enfrenta un escenario de inflación estable en el índice general, pero presionada al alza en su núcleo, y un mercado laboral que empieza a ceder tras meses de fortaleza.
La Reserva Federal deberá calibrar con cuidado su estrategia en septiembre, en un contexto en el que la política comercial del gobierno de Trump ha reconfigurado los precios y los flujos de empleo.
La incógnita está en si la Fed dará prioridad al control de la inflación subyacente o al impulso del mercado laboral.
Lo cierto es que las decisiones que se tomen en los próximos meses tendrán impacto directo en la economía global y, por ende, en países como Colombia, donde el costo del crédito, la inversión extranjera y la estabilidad cambiaria están fuertemente atados a lo que ocurra en Washington.