Meléndez se levanta: una jornada para sanar, reencontrarse y reconstruir

martes 1 de julio, 2025

Por: Rosa Maria Agudelo Ayerbe

Este sábado participé en una de esas jornadas comunitarias a las que me gusta asistir.

Esta era especial: se realizó en la cancha múltiple, a solo una cuadra de donde, hace pocos días, explotó un artefacto explosivo.

Aún con el eco del estruendo reciente, la respuesta fue emotiva: volver a la calle, al juego, al color. Vecinos con brochas en mano, niños escribiendo mensajes de esperanza en carteles, jóvenes pintando juegos en el suelo, y mujeres mayores bailando con flores en la cabeza.

La escena parecía decir, sin necesidad de discursos: no nos vencen ni el miedo ni el silencio.

Una jornada viva

La jornada convocó a líderes sociales, artistas, emprendedores, niños, sacerdotes, fuerza pública, empresarios, fundaciones y vecinos del barrio.

Una lona dibujada por niñas y niños con la frase “Bienvenidos Cali Juega” marcó la entrada simbólica a un espacio de confianza.

En el suelo, los círculos de colores se convirtieron en rutas de juego, pero también en rutas de sanación.

Un mensaje que se construye con acciones

La actividad fue liderada por Compromiso Valle, María Virginia Vergara, su directora, recordó que esta iniciativa es privada, respaldada por más de 730 empresas.

Su enfoque va más allá de una jornada: trabajan con comedores comunitarios, huertas urbanas, formación para emprendedores y procesos juveniles.

Llegamos para quedarnos”, afirmó, rodeada de niñas, líderes barriales y voluntarios con brochas. Y esa frase se volvió tangible con cada espacio intervenido.

Comunidad que transforma

Durante toda la mañana, la cancha fue biblioteca, taller de arte, tarima y sala de conversación. Los emprendedores vendieron productos hechos a mano; los niños pintaron con esmero; los adultos participaron con entusiasmo.

Y cuando llegó el momento de orar, la comunidad entera miró hacia el mismo punto: la esperanza. “Tiene que llegar un momento en que dejemos de tirarnos la pelota. Todos somos responsables.” Expresó el párroco del sector durante la oración que le rindió homenaje a las víctimas del atentado.

Mariposas de papel

Al final, sobre la tarima, los niños pegaron mariposas blancas. Frágiles, hechas con manos pequeñas. Cada una con un mensaje, cada una como testigo silencioso de lo que allí se vivió.

Se quedaron en la cancha, como se quedan las promesas: una comunidad que no se rinde, que decide sanar, y que entiende que el futuro lo construimos todos.


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