Carmiña

Gustavo Alvarez Gardeazábal

Carmiña Navia Velasco ha resultado, en menos de una semana proclamada como miembro correspondiente de la Academia Colombiana de la Lengua y premiada con la máxima distinción que otorga el departamento de Valle a la vida y obra de un artista.

La conocí cuando llegamos a la Universidad el Valle a estudiar Letras en 1966.Era hija del senador conservador laureanista Rafael Navia Varón y sobrina del jefe del ospinismo el eterno congresista Hernando Navia.

Juntos entonces estudiamos toda la carrera y recibimos los torrentes estruendosos de profesores inolvidables, algunos tan traumáticos como el filósofo Eduardo Estrecino o tan serenamente anticuados como Armando Romero Lozano.

Ella y yo fundamos y sostuvimos durante tres años la Página Nueva del suplemento dominical de Occidente donde publicamos el primer cuento de Andrés Caicedo.

En la sala de su casona del barrio Granada, que después iría ser la Biblioteca Departamental, constituimos el Movimiento Literario de Los Dialogantes, apoyados por el doctor Efrain Lezama, columnista de El Espectador y protegidos por el poder eterno de Isaías Peña desde Bogotá.

Fueron años inolvidables que ella reforzó con el paso del tiempo doctorándose en España, aumentando su feminismo a ultranza y terminó vinculándose a una comunidad de monjas civiles cuya casa fundacional ella todavía sostiene en el barrio El Jordán de Meléndez. De su pluma han salido gratísimos análisis de mi obra novelistica.

De su habilidad poética ,infinitos libros de versos y con la dureza de espíritu conque se adorna, unos estupendos ensayos sobre la mujer colombiana ,sobre su catolicismo de avanzada y su manera de entender la vida y recibido, por ellos y por muchos otros textos , aplausos y reconocimientos.

Verla entonces conducida a la gloria y los honores , que bien se merece, me emociona por ser testigo excepcional de su incansable trabajo y receptor gratísimo de su afecto.

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jueves 19 de diciembre, 2024

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