África, hechos y personajes que deben conocer
El continente africano es una de esas partes del mundo con más renombre, no solo por su gente de raza negra, sino también por sus diferentes culturas, hábitos y costumbres que marcan la diferencia ante el resto del mundo.
De igual manera, este continente, con sus 54 países, hace parte de la historia por los faraones, por Tutankamón y sus padres Akenatón y Nefertiti, por las pirámides, por el faro de Alejandría, por el valle de los reyes, por los desiertos, por la más grande extensión de flora y fauna, con especies animales que solo se encuentran allá, por el árbol de los baobabs —especie vegetal que motivó a Manuel Zapata Olivella a escribir su obra El árbol brujo de la libertad— y, sobre todo, por ser la cuna de la humanidad.
Este continente también es parte de la historia por la gran Maafa, es decir, el holocausto esclavista del cual los europeos sacaron más de 60 millones de negros para ser vendidos como parte de la servidumbre en la horrorosa, despiadada e inhumana trata de negros.
África también es parte de la historia desde el punto de vista teológico, ya que el patriarca Moisés fue escogido por Dios para que liberara del yugo esclavista al pueblo de Israel que servía al faraón en Egipto.
Según la Biblia, Moisés se abrió paso por las aguas escabrosas del Mar Rojo y condujo a su pueblo a la tierra prometida.
Esta parte del mundo también está inmersa en la historia por personajes como Chaka Zulu, Patrice Lumumba e Idi Amin; dicen que este último fue un presidente caníbal en Uganda.
Del mismo modo, África se conoce por el genocidio de Ruanda, donde los hutus se enfrentaron a los tutsis y hubo más de un millón de muertos.
Pero no todo es tragedia: Nigeria, país situado en África occidental, se encuentra en el puesto 29 de los 30 países más ricos del mundo de acuerdo con su Producto Interior Bruto (PIB) en 2018, según el FMI.
En África, más exactamente en la República Democrática del Congo, se encuentra el segundo lago de agua dulce más profundo del mundo, el lago Tanganica, que tiene 570 metros de profundidad de pura agua dulce en sus 72 kilómetros de ancho.
Más allá de afirmaciones antropológicas, África fue el lugar donde se desarrollaron algunas de las civilizaciones más importantes de la antigüedad, muchas de las cuales aún sobreviven y son objeto de estudio por parte de los antropólogos, como es el caso de los Mursi en Etiopía, una civilización antigua que aún perdura y se mantiene visible ante los pocos extraños que llegan hasta su territorio.
Geográficamente, África estaba unida al continente asiático, pero dejó de serlo, convirtiéndose en una isla por la unión entre el Mar Rojo y el Mar Mediterráneo en lo que hoy se conoce como el canal de Suez.
Esta construcción, muy parecida a la del canal de Panamá, se llevó a cabo en el siglo XIX, más exactamente en el año 1869.
Este extenso continente, el segundo más poblado de la Tierra, es inmensamente rico en diversidad, cultura y recursos naturales, razón por la cual sus tierras fueron repartidas como en un juego de ajedrez, un lamentable ejemplo del imperialismo que dominó el continente en los últimos tres siglos.
África tiene 89 bienes patrimonios de la Unesco y más de 350 parques nacionales.
El monte Kilimanjaro
Este monte está ubicado en Tanzania y es el pico más alto del continente.
Sudáfrica, el país con más lenguas oficiales
Sudáfrica es el único país del mundo con tres capitales: Pretoria, la capital administrativa; Ciudad del Cabo, la capital legislativa; y Bloemfontein, la capital judicial.
El desierto más antiguo del mundo está en Namibia.
En África nació y murió Nelson Mandela.
Este hombre pasó a la historia por haber sido encarcelado injustamente durante 27 años, pero también por haber sido presidente de Sudáfrica y por haber promovido diferentes campañas contra el racismo o apartheid y por ser un “Ubuntu”.
También en esta parte del mundo nació Desmond Tutu, un clérigo y pacifista que, en sus 90 años de vida, dejó un legado de tolerancia, empatía y solidaridad, el cual se diseminó por todo el mundo acompañado de una sonrisa deslumbrante con la cual cautivaba al público antes y después de sus conferencias.
Paz en su tumba.