Bogotá y Colombia

Hugo E. Gamboa Cabrera

No sabemos si a Gustavo Petro le encanta gobernar con odio, con venganza o tiene problemas ideológicos complicados que no lo dejan gobernar con sindéresis y con actitud mental positiva.

Lo cierto es que su forma de “gobernar” en Bogotá tiene similitud con lo que realiza como presidente del país. En la capital de la República creó una crisis de las basuras descomunal que daba pena, pena institucional y pena ajena.

Compró unos vehículos recogedores en EE.UU. que, según dicen, provenían de un cementerio de vehículos listos para chatarrizar que dejaron de prestar servicio por su pésimo estado mecánico, de pintura y de mantenimiento, causando un impacto ambiental grave, que le costó una inhabilidad disciplinaria de 15 años por parte de la Procuraduría General.

Estuvo lejano de sus propósitos iniciales como la infraestructura. Por ejemplo, solo construyó 18 colegios de 86 prometidos; creó 3959 nuevos cupos de educación pública de 30 mil prometidos.

No hubo avances en la movilidad respecto al metro, los cables aéreos y, solo construyó 11.638 viviendas de interés público de las 70.000 programadas.

Gobernó con académicos de la izquierda que venían de universidades públicas y con excompañeros del M-19 como Navarro Wolf y Guillermo Alfonso Jaramillo, actual ministro de salud.

Navarro se retiró porqué no resistió malos tratos. Hubo sesenta cambios en puestos directivos. Petro fue más polémico que gerente.

Se sentía un genio, piensa que “lo único importante es su sapiencia, que todo lo demás es irrelevante”.

No logró armar consensos con otras ramas del poder ni con los municipios vecinos a Bogotá ni con el sector privado. Tampoco con la población en general pues su popularidad nunca superó el 36 por ciento.

Entonces, de qué nos sorprendemos. Igual sucede a nivel nacional. Lo curioso es que hubo once millones de colombianos que no leen ni escuchan, que miraron para otro lado o, son resentidos que solo quieren que a otros les vaya mal como a ellos, posiblemente.

Al día de hoy, muchos de estos once millones se arrepintieron pero, el país sufre con cifras deprimentes en todos sus frentes. Decir lo contrario, es populismo desencajado.

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lunes 14 de julio, 2025

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