“Café y petróleo”

Hugo E. Gamboa Cabrera

Canción de antaño que se hizo famosa en las voces de los hermanitos Ana y Jaime. Mensaje nacionalista que hoy revivimos con lo que sucede en el país, atravesando, posiblemente, la peor época de la nación por la forma en la que se le gobierna.

Existe una minoría que sostienen, a rajatabla, que al señor Petro no lo dejan gobernar, que viven bejucos porque no tienen posibilidades de jubilarse porque no trabajaron y, por tanto, no cotizaban. Se contentan ahora con un bono pensional exiguo así sea de corte populista.

En Colombia vamos para algo similar a Venezuela, por decir algo, gracias a unos congresistas que engañan al pueblo para elegirse cuando su verdaderas intenciones son muy oscuras.

Este gobierno no dice nada contra las masacres semanales que se cometen en distintas regiones pero se lamenta con la muerte de delincuentes a los que consideran sus amigos. Distrae a la ciudadanía que las “chuzadas” son de grupos de wasap para eludir responsabilidades.

Habla de que la cocaína no es mala y que poco se consume, sin explicar porque en Colombia se permitió entonces, la extensión de más áreas para cosecharla.

Amenaza a los bancos con administrar, estatalmente, las cuentas de sus clientes y de conceder créditos, al estilo “corralito” que tanto daño le hizo a la economía argentina. Inventaron consulados y embajadas más un ministerio misterioso y oscuro, para dar empleo a sus ideologizados amigos con poco perfil académico.

Y así, misteriosamente, le raparon al presupuesto nacional 26 billones de pesos sin dar más explicaciones.

Están tumbando estatuas de personajes que no son de su gusto ideológicamente pero, promueve el sombrero de Pizarro como una forma sibilina de hacerle campaña a su hija senadora para que sea su candidata en el 2026, la que no pega en el conglomerado nacional.

Es más, se dice que piensan viajar a Roma a demoler el circo romano. Siguen promoviendo la lucha de clases como un malhadado propósito de ganarse los votos de los más pobres y analfabetos políticos.

Niega este gobierno sus despropósitos con cortinas de humo como esa de achacarle a gobiernos anteriores, sobre todo a Uribe, su obsesión, responsabilidades sin pruebas, ni estadísticas y sin realidades concretas.

Esos que tanto se quejan de no “dejarlo gobernar”, jamás leyeron, escucharon o analizaron como quedó Bogotá después de tan nefasta administración.

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martes 2 de julio, 2024

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