Chocó en emergencia: entre el abandono estatal y el confinamiento armado
La situación de emergencia en Chocó es un reflejo de la precariedad y abandono estatal que históricamente ha golpeado a este departamento.
La tragedia climática que afecta a 188.035 personas —pertenecientes a 37.607 familias— no solo ha dejado devastación material, sino también un profundo sentimiento de desamparo.
Con más del 95% de las familias aún sin recibir ayuda, queda en evidencia la incapacidad de respuesta ante catástrofes en una región que, además, sufre los embates de la violencia.
Las condiciones son críticas: Bojayá, con 64 comunidades afectadas, muestra la desolación en cifras alarmantes.
Millas de hectáreas de cultivos destruidos, productores sin medios de subsistencia, y una pérdida significativa de ganado y animales de corral, una situación que amenaza la seguridad alimentaria.
El aporte de 2.500 millones de pesos que el Gobierno Nacional destinó para la emergencia, si bien es un alivio, palidece frente a las necesidades de reconstrucción y atención.
El Chocó no solo necesita ayuda inmediata; requiere una mirada integral que aborde las causas profundas de su vulnerabilidad.
Urge que el Estado colombiano fortalezca su presencia en este territorio, ofreciendo soluciones de infraestructura, seguridad y desarrollo económico que permitan mitigar las crisis que año tras año azotan a la región.
En estos tiempos difíciles, es cuando debemos estar presentes mostrando nuestra solidaridad y también nuestro interés de construir desde la política una planificación y una estrategia sólida para enfrentar los desastres naturales que, año tras año, impactan a nuestras comunidades más vulnerables.
No podemos seguir reaccionando solo cuando el desastre ya ha ocurrido; es crucial anticiparnos, invertir en infraestructura resiliente y acompañar a los territorios más vulnerables en su proceso de adaptación y mitigación.
La emergencia climática no es solo un tema de lluvias o sequías; se trata de seguridad, desarrollo y dignidad para nuestros compatriotas.
Hoy, más que nunca, necesitamos de todos, de unirnos.
Construir juntos, con las regiones, un sistema de prevención y atención de desastres más efectivo, que entienda las necesidades en los territorios, que brinde ayuda a los municipios y los departamentos, y que permita a quienes lo pierden todo por desastres naturales, reponerse rápido de la calamidad.