Cómo leer bien
En mi experiencia leer en soledad no sólo nos permite leer bien, sino que termina siendo un encuentro con lo otro, donde lo devuelve a uno a la otredad, la de uno mismo o la de quienes puedan llegar a serlo.
Leer bien alivia, cura, mengua y desaparece esos síntomas que nos llegan a cuestionar el cómo y el por qué de la existencia humana. Pero, ¿cómo leer bien? Pues, les cuento que mi vida literaria cambió y transformó su mirada hace unos 20 años cuando llegó a mis manos el libro “cómo leer y por qué” del profesor de literatura de la universidad de Harvard, Harold Bloom.
Ese libro no sólo me hizo ver que para leer bien hay muchas maneras y que no hay mejor método que el propio, sino que con cuidado y minuciosidad me llevó a comprender que la lectura constante y profunda aumenta y afianza por completo nuestra personalidad.
Leyendo conocemos más gente, acercamos cosas que creíamos no podíamos usar y nos preparamos para los cambios universales.
La lectura es el placer más curativo y enriquecedor que podamos tener como seres humanos. Leer no sólo es el acto más responsable y serio para acercarnos a la información del mundo de la ficción, la fantasía o la realidad, sino que nos impulsa, en definitiva, a enriquecer las relaciones entre las personas.
Las maneras en que leemos hoy dependen en parte de cómo nos enseñaron a leer de niños donde la lectura apenas se enseñaba como un juego para darle sentido a la imaginación.
Por eso, resulta clave en nuestras labores familiares, preparar y familiarizar a los niños con los textos con el fin de desarrollar sus capacidades creativas donde poco a poco empiecen a confrontar sus intereses y puedan generar una auténtica actividad de lector.