Cómo vamos con la seguridad

José David Solís Noguera

Aunque se han adelantado un sinnúmero de programas de prevención de violencias y la Secretaría de Seguridad y Justicia ha trabajado en diferentes alternativas para combatir el crimen en busca de la reducción de homicidios, Cali sigue viviendo una situación crítica, no se está respetando la vida y se están resolviendo los problemas personales – las diferencias humanas, las deudas o cobros y ajustes de cuentas producto de las acciones delictivas – con la vida de las personas.

Las 91 muertes violentes registradas en el primer mes del año, donde las víctimas resultan ser personas entre los 14 y 28 años de edad, ha llevado a esta Alcaldía a tomar medidas que, para mi opinión, deberían ser miradas con lupa. La idea de consolidar un grupo de ciudadanos que presten un control en los barrios, resulta peligrosa, no sólo para estas personas que obrarían como policías cívicos, sino para quienes habitamos la ciudad, cuando no estamos preparados ni formados como sociedad para encarar un tema tan importante como la seguridad de todos los caleños.

Aunque esta medida está relacionada con una facultad que otorga el Ministerio del Interior a las alcaldías, considero que debe ser mirada con mayor seriedad para que la cura no resulte ser una enfermedad. El incremento de homicidios del 18.1% comparado con el mismo mes del año 2019, tiene en los “baby carteles” a los responsables de la mayoría de los crímenes.

Resulta urgente que ese fondo de recompensas para recolectar información delictiva que propone la Alcaldía vaya de la mano de la gestión nacional para la ampliación de nuestro pie de fuerza y personal activo de la fuerza pública para cubrir esas zonas que por naturaleza territorial tienden a registrar más hechos violentos.

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viernes 7 de febrero, 2020

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