Conectándonos con la tierra y el corazón para sanar el cuerpo
“Formó pues, Jehová Dios al hombre del polvo de la tierra y sopló en su nariz el aliento de vida; y fue el hombre alma viviente.” Génesis, 2; 7
Cuanta claridad y sabiduría en una frase, si quitamos la religiosidad, pero otorgamos ciento por ciento de veracidad a esta afirmación del Génesis, claramente desde tiempos inmemorables se nos informó que nuestro cuerpo fue creado con materiales de la tierra para que el espíritu/alma morara en él y así pudiera vivir en esta tercera dimensión. Es decir que nuestra salud corporal depende de dos sustratos o fuentes fundamentales, la espiritual, que a través del corazón irradia con su campo magnético todo el cuerpo y la energía proveniente de la tierra.
En general en la cultura occidental hemos considerado al cerebro el órgano más importante, pues con él pensamos, tomamos decisiones conscientes e inconscientes, es decir podemos relacionarnos con los demás, y esto es cierto si nuestra relaciones y actos dependen principalmente del EGO, el cual pudiera ser interpretado, como la persona resultante del entrenamiento dado durante la primera infancia y luego reforzado por acontecimientos en la edad adulta.
Sin embargo cuando evaluamos la evidencia científica, y mide el campo electromagnético del corazón, este es diez veces más grande que el del cerebro, es decir la energía del corazón llega a una distancia de 10 metros alrededor de nuestro cuerpo, mientras que la del cerebro a 10 cm, literalmente cuando estamos en una sala de reuniones o un encuentro con otras personas, estamos conectados a través del corazón y todo nuestro organismo incluido el cerebro está influenciado por la fuerza magnética del corazón, de ahí que la sabiduría ancestral ha puesto en él, la fuente de la verdadera sabiduría.
Imagínate una célula del hígado, bañada en un campo magnético, de miedo, envidia, dolor y odio, un cerebro que no tenga el privilegio de al pensar, estar impulsado por la energía del amor, felicidad y paz, sino más bien este solo atrapado en pensamientos que producen pérdida y carencia y desde ahí, se tomen decisiones.
“Usa el cerebro solo como el instrumento para traducir lo que corazón te indique”.
Por otro lado, nuestra materia está compuesta por elementos de la tierra y de ahí que nacemos, crecemos, nos reproducimos y morimos en ella, al igual que todos los seres de esta dimensión, por lo menos en nuestro aspecto corporal, de ahí que es sencillo saber qué necesitamos para estar saludables.
Para dar más claridad piensa en qué lugar de la tierra florece entre la basura, suciedad y contaminantes como residuos plásticos, tóxicos industriales y etc., que abono para flores y cultivos se hace a base de papas fritas, pizzas, embutidos y demás.
Entonces por qué nos alimentamos con lo que a la tierra hace morir, pues en nosotros generará la misma situación a nivel celular, evalúa cuando te vayas a alimentar, si con lo que vas a introducir a tu cuerpo pudieras abonar la tierra y sería de provecho para hacerle bien, para que se vea bella, saludable y produzca frutos y verdor.
“Cuida que con lo que abonas tu cuerpos (alimentos), permita que florezcas en salud y abundancia”
Entonces alinea tu mente con tu corazón, y sumerge tu cuerpo en una energía pura del alma viviente que eres a través del corazón, además toma la fuerza de la tierra física para prosperar en todos tus empeños. Hay una meditación para ti que dejo en el siguiente link https://youtu.be/9QNTzuDB7ME que de una manera sencilla te ayudará en este propósito.
Médico especialista en Medicina Interna/ Hemato Oncólogo
Medicina Integrativa
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