De la paz total a la guerra total- II

Miguel Yusty

Algún impacto tiene que estar causando entre gobernadores y alcaldes, la crisis humanitaria que se vive en el Catatumbo.

Las razones detrás de este escenario de guerra, cada vez más crítico y agudizado, son claras.

Esta región siempre ha sido un punto de disputa para el ELN, que ha establecido fortalezas y planificados sabotajes a la industria petrolera y que, además, con el correr de los años, agregó un papel de control territorial en la economía del narcotráfico.

Lo cierto es que en Colombia hay muchos territorios con características de departamentos y municipios fallidos que pueden transformarse rápidamente en nuevos Catatumbos y que de una manera u otra forman parte del mapa, que la estrategia de la “paz total” han venido creando a través de los ceses al fuego y los levantamientos tardíos.

Estas, son zonas donde florecen más de 300.000 hectáreas de coca, cuyo cultivo ha generado una lucha sangrienta por el poder y el control de una economía que, sin lugar a dudas, alimenta otras “economías ilegales”, como la extorsión, el reclutamiento, el secuestro y la presencia permanente de tres ejércitos armados: las disidencias de las FARC, el ELN y el Clan del Golfo.

Esta situación se ha convertido en una rutina bajo la cual el presidente Petro ha transformado la “paz total” en uno de los componentes de su populismo político.

La película del Catatumbo nos anuncia que esta época de terror podría liquidar las aspiraciones del petrismo y del Pacto Histórico de reelegirse y mantenerse en el poder, o puede, seguramente formar parte del ajedrez que ha montado el presidente, para que en un momento determinado el enfrentamiento entre estos tres ejércitos armados del narcotráfico, conduzca a la declaración de una “guerra total”.

Esto abriría el espacio para que el gobierno y el petrismo decidan cuál de estos tres grupos debe sobrevivir.

Lo que podría seguir el mismo patrón de lo ocurrido en otros contextos y épocas, como en los tiempos del cartel de Medellín o el cartel de Cali.

El Petrismo decidirá hacer causa común con uno o con dos aliados, para liquidar, ya sea la FARC, ELN o el Clan del Golfo.

Este panorama, trágico por sí mismo, podría convertirse en una realidad incontenible, pues de carambola podría garantizarle a Petro y al Pacto Histórico la posibilidad de declarar la emergencia, la conmoción interior y suspender las elecciones de 2026.

Como se puede ver, el Catatumbo es una realidad apocalíptica que refleja el fracaso militar y político de la “paz total”, una estrategia que ha permitido que la economía del narcotráfico y sus ejércitos armados controlen más 500 de los 1.104 municipios del país, según informes de la defensoría del pueblo.

Esta situación es particularmente grave en regiones como Cauca, Nariño, Putumayo, el oriente antioqueño y los llanos orientales, entre otros territorios de compleja realidad.

Si estas proyecciones se materializan en la coyuntura electoral de 2026, quedará latente la pregunta: ¿Cómo se implementará la declaración de “guerra total” en la administración Petro? ¿Cuál de los tres ejércitos sobrevivirá y cuáles desaparecerán para garantizar al petrismo su continuidad en el poder?
Esta es la carta aterradora que guarda el petrismo, siguiendo el ejemplo de otros regímenes similares que, en distintas épocas y partes del mundo, al convertir la paz en un instrumento político, la transformaron en un camino hacia la guerra, dando lugar a décadas de dictadura y totalitarismo.

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lunes 20 de enero, 2025

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