Del orgullo a la preocupación: las alertas que dejaron los Juegos Olímpicos París 2024
Los Juegos Olímpicos de París 2024 han concluido, dejando para Colombia el orgullo por las cuatro medallas obtenidas por nuestros atletas, dos de ellos vallecaucanos. Sin embargo, también dejaron una serie de alertas que deben ser atendidas con urgencia si queremos que Colombia avance como nación. Los resultados de esta edición olímpica reflejan una preocupante realidad: nuestro país no ha comprendido la relevancia del deporte como motor de desarrollo social, económico y cultural.
El deporte es mucho más que una simple competencia. Es un agente de transformación que tiene el poder de romper barreras sociales, culturales y económicas.
Como autora de la Ley 2154 de 2021, que facilitó la realización de grandes eventos como los Juegos Panamericanos Junior y el Mundial de Atletismo Sub20, he sido testigo de cómo el deporte no solo eleva el perfil internacional de nuestros atletas, sino que también dinamiza la economía, refuerza el sentido de identidad nacional y ofrece modelos positivos que sirven de ejemplo para nuestros niños, niñas y adolescentes.
A pesar de todos estos beneficios, el deporte colombiano sigue siendo subestimado. Mientras nuestros deportistas se esforzaban al máximo en París, el Ministerio del Deporte y el Gobierno nacional anunciaban una reducción del presupuesto para 2025.
Este recorte envía un mensaje desesperanzador a los 89 atletas colombianos que regresaron de las olimpiadas, y es una pésima señal para aquellos que sueñan con representar al país en los próximos Juegos Olímpicos.
La historia reciente de Colombia muestra una tendencia preocupante. En Londres 2012 y Río de Janeiro 2016, Colombia logró un impulso significativo, enviando a sus delegaciones más numerosas, con 104 y 147 deportistas respectivamente, y obteniendo un total de 17 medallas.
En París 2024, la delegación nacional se redujo a 89 atletas y el país logró solo cuatro medallas, ninguna de oro. Este declive es un claro indicativo de que algo está fallando en nuestras políticas deportivas. Por ejemplo, el deporte ha sido uno de los grandes perdedores en la inadecuada planeación del presupuesto nacional en 2024.
El Ministerio del Deporte tuvo que aportar $204 mil millones al recorte presupuestal de $20 billones ordenado por el Ministerio de Hacienda, lo cual pone en riesgo la formación de nuevos talentos, el relevo generacional y el apoyo a nuestros atletas de alto rendimiento que hoy compiten representando a Colombia.
Para agravar la situación, mientras organismos internacionales como World Athletics ofrecieron incentivos significativos para los medallistas olímpicos, en Colombia el Ministerio del Deporte redujo los premios para nuestros medallistas en comparación con los otorgados en Tokio 2021.
Esta falta de reconocimiento y apoyo es inaceptable y contraria a la dedicación y sacrificio que hacen nuestros deportistas.
Es hora de que Colombia entienda que al invertir en el deporte, no solo estamos fomentando la salud y el bienestar de nuestra población, sino que también estamos construyendo un camino hacia el progreso económico, la infraestructura sostenible y la cohesión social.
No podemos seguir dándole la espalda al deporte. Si queremos un país más equitativo y más unido, debemos valorar y apoyar a nuestros atletas, verdaderos campeones de las dificultades, del sacrificio.
Sin lugar a dudas, con más apoyo del Gobierno, con estímulos importantes, con una política pública de fortalecimiento de la actividad deportiva, los deportistas colombianos obtendrán muchas más medallas, triunfos y reconocimientos a nivel nacional e internacional.