Descontento
Existe descontento… El desempleo juvenil es alto, la economía doméstica se ha tornado bastante compleja y tributariamente muy golpeada; la inseguridad, la corrupción política y la impunidad campean; la justicia brilla por su ausencia como por su perversión y las expectativas que teníamos algunos de un retorno de gobierno de mano firme quedaron en eso.
Y si a todo lo anterior le sumamos el diluvio de noticias falsas o “fake news”, estamos ante un delicado caldo de cultivo social bastante propenso de ser manipulado por oportunistas, anarquistas y extremistas con ansias de control y poder.
Respeto el derecho de protesta, siempre y cuando se desarrolle en forma pacífica y se tengan claras las razones certeras por las cuales se despliega. Yo protestaría por la corrupción que es el peor mal que atenta contra el desarrollo y el progreso.
Como economista entiendo el hecho de que los recursos son escasos y que, dada la superpoblación, no existe una manera más eficaz de asignarlos que a través del sistema de libre mercado. Pretender que el gobierno “controle” precios en los diferentes mercados como el laboral, energético, el de transporte, etc., y etc., desconociendo la tajante realidad que dicta la oferta y la demanda, es como tener la pánfila presunción de que con gritos se puede controlar la inflación, hacer que los arboles produzcan papel higiénico o que la Naturaleza incremente su velocidad de producción agrícola y de levante pecuario. Esta es la cruda realidad, y es el eficaz ejercicio del libre mercado el que puede ayudarnos. Tengo la plena certeza de que así lo sería sino fuera por el cáncer de corrupción.