Cali, abril 20 de 2024. Actualizado: sábado, abril 20, 2024 00:05

Hugo E. Gamboa Cabrera

Deslices democráticos

Hugo E. Gamboa Cabrera

Colombia, infortunadamente, no está exenta de ciertas idioteces o de “jugadas maestras” que cometen o planean algunos personajes de la farándula nacional (entiéndase políticos y demás), para conseguir o lograr objetivos casi todos non sanctos, que beneficien de una u otra manera, sus intereses particulares. No dejamos de ser latinos, tercermundistas o subdesarrollados, tal como nos tildan desde países más desarrollados culturalmente. Qué le vamos a hacer. Algunos se molestarán pero, ahí están, a la vista, hechos que a unos causan risa y a otros molestia. Veamos algunos casos.

La señora Ingrid Betancourt, eterna malagradecida y política oportunista, se fue del país inmediatamente el gobierno de Uribe la rescató de las garras de las farc. Tres gringos que estaban junto a ella, se refirieron en malos términos a su condición como persona. Lo cierto es que aprovechó el haber sido esposa de un diplomático francés, con quién tuvo dos hijos, para reclamar la ciudadanía francesa, la que le otorgaron sin ningún problema, facilitándole su vivencia en tan hermoso país. Lo verraco del asunto, es que ha decidido venir a Colombia cada cuatro años para hacer política populista y aspirar a la presidencia, despotricando de todo el mundo, sin lograr, por fortuna, su objetivo. Regresa a París esperando los próximos cuatro años, a ver si le suena la flauta por estos lares tropicales.

Por otro lado, esa renuncia del señor Roosevelt Rodríguez, como integrante del partido de la U pero sin entregar la curul, elegido senador por Dilian Francisca Toro, es llamativa, pues se va sin que Cali y el Valle se hayan beneficiado de alguna iniciativa suya, pues al cabo del tiempo, después de la mermelada santista, sale jubilado con 35 millones mensuales. Esa es la clase de política que tanto molesta a los colombianos pero, al que no molesta es al candidato maoísta Gustavo Petro, pues dicen que allá irá a parar, como hicieron los denominados “boliburgueses” en el gobierno de Hugo Chávez y Nicolás Maduro. ¿Entienden por dónde va el agua al molino?

Mientras se continúe con esa práctica de pagar cincuenta mil por el votico, cien mil por llenar un bus para llevarlo a una manifestación y algunos milloncitos si se comprueba que en los lugares de votación previamente informados aparezcan los voticos prometidos, no habrá nunca, en nuestro país, una cultura diferente a la de la trama, la mentira, las falsas promesas y la del subdesarrollo.

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domingo 23 de enero, 2022
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