El Impacto de la Inteligencia Artificial en las elecciones
Para nadie es un secreto el impacto que tendrá la Inteligencia Artificial (IA) en las campañas electorales. Sin lugar a dudas, generará ventajas y desventajas.
Estas pueden observarse desde diferentes perspectivas, pero en este análisis nos centraremos en dos actores principales: el equipo estratégico de campaña (candidato) y la sociedad civil votante, dejando de lado otros actores de la contienda electoral.
Partamos de un supuesto: los equipos de campaña serán quienes produzcan contenido mediante IA, mientras que la ciudadanía votante será la receptora de dicho contenido. Aquí la balanza se inclina de forma drástica.
Debemos ser conscientes de que la sociedad vive en un contexto marcado por altos niveles de desigualdad, con ciudadanos de baja formación crítica, saturados por los medios digitales, donde la información circula de manera inmediata y segmentada.
A esto se suma una población mayor que, en muchos casos, consume contenidos sin filtros, lo que aumenta los riesgos de manipulación.
En este escenario, el uso de la IA puede convertirse en un arma de doble filo.
Ventajas para los votantes
Aunque parece que la mayoría de beneficios recaen en las campañas, también existen algunas ventajas para la ciudadanía:
- Acceso a información personalizada y clara: la IA puede simplificar mensajes complejos, acercando propuestas políticas a diferentes públicos.
- Mayor interacción: chatbots o asistentes virtuales pueden responder dudas de los votantes de forma inmediata y sencilla.
- Reducción de barreras de acceso: a través de traducciones automáticas o narraciones en voz, personas con discapacidades visuales, auditivas o con bajo nivel de lectura pueden comprender mejor la información política.
- Comparación más rápida: con herramientas de análisis ciudadano, se podrían contrastar discursos y propuestas de varios candidatos.
Desventajas para los votantes
Los riesgos, sin embargo, son mucho más evidentes:
- Dificultad para distinguir qué es real: videos, audios o imágenes creados con IA pueden generar confusión y manipulación.
- Exposición al engaño: las campañas pueden presentar propuestas irreales o fabricar “momentos” que nunca ocurrieron.
- Saturación informativa: la velocidad y volumen de mensajes puede desbordar a los votantes, afectando su capacidad de análisis.
- Segmentación excesiva: los mensajes hiperpersonalizados pueden manipular emociones individuales, afectando la equidad del debate público.
- Riesgo de desinformación masiva: en redes sociales, los contenidos falsos creados con IA pueden viralizarse más rápido que la verificación de los hechos.
Herramientas de IA usadas en campañas electorales
Algunas de las plataformas más utilizadas hoy en día son:
- ChatGPT (OpenAI) – Redacción de discursos, guiones de videos y respuestas automatizadas para votantes.
- MidJourney – Creación de imágenes, afiches o escenarios ficticios para redes sociales.
- ElevenLabs – Generación de voces realistas para spots de radio, videos o audios falsificados.
- Synthesia – Creación de videos con avatares que pueden hablar en distintos idiomas y representar al candidato.
- Pimeyes / FaceSwap IA – Edición y sustitución de rostros en imágenes o videos, útil para propaganda (pero también riesgosa).
- Perplexity / Claude – Plataformas de análisis de información y generación de reportes para segmentación de votantes.
La Inteligencia Artificial llegó para quedarse, también en la arena política. Puede ser un puente para acercar las propuestas a los ciudadanos o, por el contrario, un arma para manipularlos de manera silenciosa.
Lo que está en juego no es solo la capacidad de las campañas de innovar, sino la madurez de los votantes para cuestionar, contrastar y decidir con criterio.
En un país como Colombia —con desigualdades profundas y una ciudadanía expuesta a la desinformación digital— el verdadero reto no será qué tan sofisticadas son las herramientas que usan los candidatos, sino qué tan capaces somos, como sociedad, de reconocer la diferencia entre un mensaje real y uno fabricado.
La IA puede potenciar la democracia o socavarla. La decisión final, paradójicamente, no está en los algoritmos, sino en los votantes.