El importaculismo nacional

Hugo E. Gamboa Cabrera

Alguna vez la hermosa Luz Elena Azcárate, de Buga (Valle), esposa de un exalcalde de Cali, quiso también ser alcaldesa de la capital deportiva de Colombia, utilizando ese eslogan del “importaculismo de la gente”, pero, en el transcurso de su campaña se dio cuenta que estaba perdiendo tiempo y espacio y, “tiró la toalla”.

Entendió que a los caleños y sus inmigrantes no les interesaban sus propuestas de renovación y bienestar.

Así somos los latinos no entendemos o no nos interesa entender el peligro que a veces nos corre pierna arriba como comunidad.

Somos muy dados a creer en las tesis populistas de quienes critican todo lo anterior y prometen un futuro más allá de las estrellas y por eso es que nos desfondamos en cuerpo y alma cuando elegimos equivocadamente.

Hoy nuestra patria está sobreaguando sobre un estado de cosas tan lamentables que todo lo malo y feo de gobiernos anteriores parecen resplandecer.

Uno no entiende como es posible que haya gente en las actuales circunstancias que “coma tanto cuento”.

Los que hacen parte de ese redil de poder pues vaya y venga, están felices porque el Tesoro Público les funciona. Cierran los ojos y solo les importan sus bolsillos y sus cuentas en paraísos fiscales.

Lo triste es que gente del común, la minoría, crea en arcángeles cuando estamos viendo fantasmas del mal por todos lados. Los pobres, sobre todo, son los que más llevan del bulto con tales reformas sociales que solo los perjudican a ellos.

A los ricos, tan odiados por quienes quieren gobernar sin ellos porque son los que brindan trabajo y bienestar y “se tiran” la gobernabilidad eterna que tanto le gusta a quienes difieren de opiniones diferentes, les resbalan los líos de cualquier índole. Tienen la forma de solucionarlos.

Por eso no hay ricos en Cuba, Venezuela, Nicaragua, Bolivia, etc. Se van a invertir en otros lares más seguros.

Lo tenaz de todo este cuento es que salimos a marchar de vez en cuando, protestando por el caos, el odio y la inseguridad impuesta desde el poder y, quién lo detenta se burla con cinismo. teniendo como premisa permanente una intranquilidad emocional que le conviene.

Los días pasan y la mentira y el engaño nos está ganando la partida. Bello país el nuestro padeciendo algo que no merece.

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martes 1 de julio, 2025

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