El retorno de la historia
De un tiempo para acá, gracias al poderío marxista-capitalista de la China y al retorno del poder comunista por parte de Vladimir Putin, después de Mijail Gorbachov, algunos países en el mundo, específicamente en nuestro continente latinoamericano, optaron por escoger o elegir gobiernos izquierdistas (antiguo comunismo), pensando, divagando o esperando ver cambios drásticos o moderados en su vida cotidiana y constitucional.
En nuestro continente quisieron darle la oportunidad a otra ideología (marxista, maoísta, leninista o estalinista), esperando ver colmadas sus esperanzas de vida. Tremenda equivocación. Ese experimento ha sido frustrante.
Mao en China gobernó un país muy pobre, donde murieron millones de personas por distintas razones, inclusive por hambre, hasta que llegó un personaje como Deng Xiaoping, comunista pero con una visión distinta, quién logró, por convenio con EE.UU., enderezar el camino económico y social de su país.
A él la China debe su grandeza y poderío. En Rusia Lenín impuso un sistema comunista después de ordenar el asesinato del Zar Nicolás II y a sus herederos.
Rusia dejó de ser feudal e imperial pero, se convirtió en un país con gobierno totalitario. Su problema fue cuando, después de fallecido Lenín, llegó un hombre siniestro como Joseph Stalin, a quién le tenían pavor hasta los mismos de su entorno gobiernista; sin embargo, logró de alguna manera forjar un Estado centralista y militar.
Hizo alianza con Adolf Hitler para que este no atacara a Rusia en los inicios de la segunda guerra mundial pero, traicionó ese acuerdo para unirse a Roosevelt y a Churchill, de EE.UU e Inglaterra, derrotando a la Alemania de Hitler, lo que le permitió quedarse con aquellos países que circundaban su nación, denominada la “cortina de hierro” y cambiando el nombre de Rusia por la Unión Soviética.
Gobernó esos países a través de testaferros comunistas con mano de hierro y a su estilo. Ni hablar de Corea del Norte, escindida de la Corea grande, comunista hasta los tuétanos, donde no existen ni libertades ni derechos. Es una sociedad cerrada totalmente.
Estos ejemplos sirvieron para que Cuba, Venezuela, etc., tuvieran gobiernos de izquierda que, desafortunadamente, desvirtuaron la confianza de sus habitantes al convertirse en dictaduras, con decrecimiento total y con sus líderes ricos y displicentes.
Afortunadamente, en Colombia no ha ocurrido porque las FF.AA y las Cortes, aparentemente, no han sido cooptadas. Ojalá sigamos así.