El tren y el rumbo

Rosa María Agudelo

El anuncio reciente del Gobierno Nacional de no respaldar el Tren de Cercanías es una mala noticia para el Valle del Cauca.

Una decisión que no fue técnica sino política. Y eso, en un país que necesita cambios estructurales, es inaceptable.

La región no puede detener su desarrollo por cuenta de los caprichos del poder central. Mucho menos resignarse a que el progreso dependa de afinidades partidistas.

Es una tragedia que sea el temperamento del gobierno de turno el que define nuestro rumbo. Es incomprensible que se priorice la rencilla a la gente.

¿Quiénes se perjudican por la decisión? Los jóvenes que cruzan la ciudad para estudiar, los trabajadores que pierden cuatro horas diarias en trayectos imposibles. No son Dilian o Eder.

El Tren de Cercanías no es un lujo. Es calidad de vida. Es seguridad vial. Es sostenibilidad. Es integración metropolitana.

Un sistema que conecte Cali con Jamundí, Palmira y Yumbo, no solo reduce tiempos de viaje. También reduce brechas.

Que el Gobierno le dé la espalda al proyecto es una muestra de su miopía y sectarismo. No le está dando la espalda a otros dirigentes sino a la gente que lo eligió.

Un verdadero plan de equidad empieza por el transporte. Un tren es más que rieles. Es un vehículo de oportunidades.

Petro es pasajero así que lo peor sería desanimarnos. Al contrario. Este revés debe fortalecer nuestra convicción.

Gobernadora, alcaldes, empresarios, ciudadanía: no perdamos el impulso. Persistamos con inteligencia, unidad y visión. El Valle ha lidiado históricamente con la desidia del gobierno central.

Y tarde o temprano, el tren llegará. Con o sin permiso de Bogotá.

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sábado 15 de noviembre, 2025

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