Elijamos al presidente sin fanatismos
La actual campaña para alcanzar la presidencia de Colombia está caracterizada por los insultos, el fanatismo y la impulsividad entre los partidarios de algunos candidatos.
Igualmente por las posturas maniqueas promovidas desde estas campañas para señalar la lucha entre oligarcas y proletarios, manifiesta con mensajes sobre expropiaciones o la propuesta de reformar las cortes eliminando hasta la tutela, lo cual sintetiza la lucha entre izquierda y derecha.
Aun así resulta irónico que continuemos eligiendo cada 4 años a individuos como Duque, quien representa a una casta indolente la cual con su comportamiento ambicioso nos han conducido a la polarización actual.
También es notorio que candidatos como él, no ofrecen garantías para cumplir con las promesas de campaña, tal como lo evidenció Santos con su afirmación escrita en mármol de no incrementar impuestos.
Por este panorama de incoherencias y desmanes muchos ahora siguen los pasos de un rebelde, quien en su discurso promete castigar al establecimiento además de ofrecer subsidios y servicios gratuitos sin una base económica fiable.
Sí, Gustavo Petro representa al colombiano frustrado ante el abuso e indiferencia de una elite descuidada con sus responsabilidades, pero también alimenta la polarización con el discurso que magnifica los complejos y alimenta el asistencialismo que convierte en limosneros resignados a muchos.
Por ello opino que sufragar es un acto de conciencia racional y no el ejercicio de la pasión y la venganza en contra de los de siempre.
Bajo esta reflexión elegiré un candidato de centro y aunque es secreto, manifiesto públicamente que acompañaré a Sergio Fajardo, con ello descarto las manipulaciones de ambos extremos.