Esta India
Hace poco perdí una apuesta. Ante el desafío de mencionar cuál es el país más poblado del mundo, me aventuré a responder sin dudarlo, que China ocupaba tal lugar. Mi cuñado, quien era mi contradictor, me demostró con su celular y una complaciente sonrisa que, desde hace un par de años, la India es el país más poblado del planeta.
El asunto me dejó reflexionando, no solo por haber fallado en una pregunta de cultura general, sino por lo que esta nueva realidad puede significar. Por supuesto, sabía que la India ocupaba el segundo lugar y que, junto con China, reúne casi la mitad de la población mundial. Ambas son inmensas sociedades que enfrentan grandes retos en materia económica y de estabilidad social.
China ha podido controlar su crecimiento poblacional gracias a su sistema político, basado en un Estado socialista de partido único. La India, en cambio, hasta hace poco, encontró estabilidad en su sistema de castas, que, desde una perspectiva religiosa, ha sido visto como el reflejo de un orden cósmico y natural. Aunque tengo entendido que el sistema de castas fue prohibido en la Constitución india desde mediados del siglo pasado, no me cabe duda de que, en la práctica, ha proporcionado al país un sentido de orden y estructura social, evitando conflictos y tensiones derivados de la escasez de recursos y las desigualdades económicas… hasta ahora.
La aldea global, impulsada y fortalecida por las redes sociales y la conectividad digital, sin duda pondrá fecha de caducidad al sistema de castas, privando a la India de ese conveniente opio estabilizador. ¿Y entonces? Puede que estemos ante una gran bomba de tiempo.