¿Feliz?
Llegó Halloween y el ambiente de felicidad y camaradería contagia con espíritu ferviente al 30% de la población mundial.
Cuando evocamos la felicidad que impregna estas fiestas, toma relevancia revisar algunos datos que arrojó el informe mundial de los países más felices de 2024 que publican anualmente las Naciones Unidas y la firma Gallup.
Recordemos que en 2019 Colombia ocupó el primer puesto como el país más feliz del mundo entre 44 naciones según el informe de Gallup, mientras que el World Happiness Report lo ubicaba en el puesto 42 entre 140 países participantes.
Cinco años después, Colombia ocupa el “honroso” puesto 78 por debajo de todos los países de América latina, a excepción de Venezuela al que superamos en un puesto.
Este último informe establece que los 10 países más felices del mundo lo ocupan, en orden descendente, Finlandia, Dinamarca, Islandia, Suecia, Israel, Países Bajos, Noruega, Luxemburgo y Suiza; mientras que los menos felices lo comparten Afganistán, Líbano, Lesoto y Sierra Leona.
No nos olvidemos de las bondades y las pequeñas curiosidades que decoran el país del sagrado corazón de Jesús para mejorar nuestro ánimo.
Somos el país premiado por tener el mejor pan del mundo, el pandebono; el mejor plato de cerdo del mundo, la lechona; somos la madre tierra del mayor número de especies de mariposas y del tití cabeciblanco, el país nativo del lulo y la uchuva, de Juan Valdez y su aroma arábica, de 100 años de soledad y su realismo mágico, del sombrero vueltiao, el vallenato y los clásicos de la provincia.
Parimos embajadores como Jorge Reynolds, inventor del marcapasos intravenoso; Salomón Hakim, el creador de la válvula que lleva su apellido, de Diana Trujillo nuestra líder de la NASA, de Fernando Botero, de Karol G y muchos otros silenciosos.
Ser colombiano es un privilegio que se refleja en la riqueza de nuestra biodiversidad, no tenemos las calabazas más grandes del mundo para exhibir durante estas épocas, pero tenemos un mosaico de otros cientos de maravillas naturales que nos hace recordar lo particulares y especiales que somos.