Fraternité
Cuando Salí a hacer ejercicios al parque de mi barrio vi una escena patética. Una familia conformada por dos mayores adultos y una adolescente con un gran cariño cargan y bajan de un vehículo a un enorme perro viejo y enfermo. Con todos los mimos lo depositan en la yerba y lo animan a caminar, llevando todo el equipo para cumplir con las normas del código de policía, pacientemente lo animan a disfrutar del espacio del parque.
El animalito se entusiasma al ver otros canes y lentamente da pasos como un bebé aprendiendo a caminar. Luego con el mismo cuidado lo suben al carro y con una sonrisa en sus labios parten a su casa.
Me quedé pensando en algunos conceptos que enmarcan esta noble actitud: “Amaos los unos a los otros”, Jesucristo; “tengo un sueño…”, Martin Luther King; “Liberté, égalite, fraternité” (libertad, igualdad, fraternidad) de la revolución francesa; “para una persona no violenta, todo el mundo es su familia”, Gandhi; “El amor conquista todas las cosas, démosle paso al amor”, Virgilio; “La bondad debe convertirse en nuestra forma natural de la vida, no en la excepción”, Buda. Ustedes recordarán muchas más.
No sé porqué a nosotros los seres humanos, capaces de cosa tan bellas como la escena que les narré, nos cuesta trabajo mantener la dirección de estas frases tan sabias y nos perdemos en el egoísmo, el narcisismo, la mezquindad y las malas obras que terminan en genocidios, desastres ecológicos, polarizaciones y violencia política, acciones raciales y xenofóbicas y tantas atrocidades que vemos a diario en los medios de comunicación.
Algo debemos hacer. No necesitamos ser presidentes de la República para colocar nuestro grano de arena y contribuir a un mundo mejor. Por mi parte, apoyaré a algún familiar o amigo que la esté pasando mal, miraré qué pequeña obra podré hacer por el medio ambiente, cómo trabajaré en mi carácter. Les estaré contando.