¿Garroteando a la pobreza?

Hugo E. Gamboa Cabrera

Quienes tenemos la oportunidad de observar y analizar la forma como se desenvuelven los gobiernos de izquierda o comunistas (¿no son lo mismo?), en cualquier parte del mundo, siempre llegamos y llegaremos a la triste conclusión de que no saben gobernar y llegan, siempre, a deteriorar, a empobrecer o a decrecer economías, normas constitucionales, desconocer autonomías o independencias judiciales o legislativas y, crear ambivalencias, siempre, entre ricos y pobres, siendo estos últimos los que más sufren con un gobierno de esta índole.

Siempre esos gobiernos de izquierda buscan como acabar con libertades y derechos, y lo logran a punta de fusil.

Afortunadamente, en Colombia esa situación no se ha dado gracias a que no han cooptado totalmente a las FF.AA., a que gran parte de la población sabe lo que les puede correr pierna arriba y a que no tragan entero con los discursos populistas.

Entre lo más doloroso de esos gobiernos es cuando destrozan la economía, cuando aplican reformas tributarias o decretos ilegales decreciendo renglones financieros que solo perjudican a la gente pobre, esa que no maneja ahorros, acciones, bonos de capitalización, etc., esos que solo viven de un sueldo precario debido a que no pudieron formarse académicamente, que no ganan nada y solo viven de los auxilios asistenciales que les brindan dichos gobiernos y que solo alcanzan para un panal de huevos.

En Colombia, lamentablemente, esos auxilios se acabaron por razones fiscales o porque la plata desapareció.

El mejor negocio, el del petróleo, ese que brindaba buenos dividendos para muchísimas cosas, entre ellos el de los auxilios asistenciales, lo decrecieron a propósito para decrecer el Estado.

El gas, vital para los pobres, dejó de ser explorado para comprarlo, extrañamente, en Qatar. La salud, terrible para los pobres.

El país lo vive, inclusive con muertos por falta de medicamentos. Un pobre no puede pagar medicina prepagada o particular.

Una reforma laboral para crear desempleo, que no ayuda a 14 millones de informales o a 3 millones de desempleados más.

Una reforma pensional para gente que nunca cotizó pero, por razones ideológicas, de ser aprobada por la Corte Constitucional, solo alcanzaría, según especializados, para diez años futuros.

Dejemos el tema ahí, pues de antemano ya conocemos el deterioro padecido por otros países que creyeron en la “buena fe” de los elegidos, como pasó con Chávez en Venezuela.

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sábado 7 de junio, 2025

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