La diversidad que nos hace Colombia

Clara Luz Roldán - Directora colegiada del Partido de la U

Cada 12 de octubre Colombia vuelve a mirarse al espejo de su historia. Ya no hablamos del “Día de la Raza”, como hace décadas, sino del Día de la Diversidad Étnica y Cultural: una fecha para recordar que somos un país hecho de muchas raíces, muchas voces y muchos colores.

Durante siglos nos contaron una historia a medias. Nos hablaron de “descubrimiento”, de “conquista” y de “civilización”, pero pocas veces nos contaron lo que realmente significó para los pueblos indígenas y afrodescendientes.

Esa historia de dolor y resistencia también nos pertenece, y reconocerla es parte de sanar como país.

Hoy entendemos que la diversidad no es un adorno, ni una nota de folclor para las fiestas nacionales. Es la esencia de lo que somos.

En Colombia, más de 4 millones de personas se reconocen como afrocolombianas, 1,3 millones como indígenas, y miles más como raizales, palenqueros o gitanos.

Cada una de estas comunidades guarda una historia, una lengua, una música, una manera de ver el mundo que nos enriquece a todos.

Y si hay un lugar donde esa diversidad se siente con fuerza, es el Valle del Cauca. Aquí las raíces afro laten en el currulao, en los sabores del Pacífico, en la fuerza de las mujeres que levantan sus hogares con dignidad.

Aquí la herencia indígena se mantiene viva en las montañas, en la palabra, en la conexión con la tierra. Esta mezcla no es casualidad: es lo que nos hace únicos como región y como nación.

Por eso el 12 de octubre no puede quedarse en una conmemoración simbólica. Tiene que ser un llamado a mirar de frente las desigualdades que todavía persisten.

Aún hay muchos colombianos que, por su color de piel o su lugar de origen, tienen menos oportunidades.

Aún hay territorios olvidados, comunidades sin servicios básicos, jóvenes que sueñan con igualdad, pero siguen esperando. Reconocer la diversidad es también reconocer esa deuda.

Y desde el Partido de la U creemos que la verdadera unidad nacional solo es posible cuando todas las voces cuentan, cuando los pueblos afro, indígenas, raizales, campesinos y gitanos se sienten representados en las decisiones, no solo mencionados en los discursos.

No se trata de borrar el pasado, sino de aprender de él. De aceptar que el racismo no es un tema del ayer, sino una herida que aún duele y que debemos curar con verdad, con educación y con oportunidades reales.

El 12 de octubre es una invitación a reconciliarnos con nuestra historia y con nosotros mismos. A entender que la diversidad no nos divide: nos completa.

Porque Colombia no tiene un solo rostro ni una sola voz: tiene miles, y todos merecen ser escuchados.

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jueves 9 de octubre, 2025

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