La montañerada de Fico
La idea, vuelta propuesta real por el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, de montar un gigantesco parque verde en el costado occidental de la pista del aeropuerto Olaya Herrera, es maravillosa en conjunto.
Medellín ha sido verde toda su historia. Los árboles han adornado sus calles y avenidas y el respeto por la naturaleza ha constituido una manera de pagarle a Colombia todos los montes que las hachas colonizadoras paisas tuvieron que tumbar para llegar a ser una civilización perdurable desde Tuluá a Cereté, desde Mariquita a Nuquí.
Fueron tan respetuosos y batalladores en defender lo verde que hasta un alcalde honorario, el doctor Jorge Molina presidente de Suramericana, ejerció ad honorem esa defensa de la arborización.
Más aún, fundaron y sostuvieron el Jardín Botánico y le pusieron de renta el mantenimiento de las zonas verdes de todo Medellín, que cumplidamente le pagaba el municipio a esos titanes verdes.
Pero llegó Pinturita y el cuidado de las zonas arbóreas, jardines y separadores se lo entregaron a unos amigotes políticos de Andes y el clima verde comenzó a desaparecer.
En reemplazo del Jardín Botánico al que le arrebataron su sustento cómodo, montaron allá una central de eventos de todo tipo.
Sacar avante entonces la idea de un parque arborizado, con lagos, senderos y piscinas suena a maravilla.
Pero como Fico es tan montañero resolvió agregarle a esa idea la ridícula de montar una playa de mar en medio del nuevo rincón verde, creyendo que, amontonando arena en un potrero los pocos paisas de Medellín que nunca han ido a Coveñas ni a Cartagena ni a Santa Marta se van a economizar el pasaje.
Absténgase alcalde de esa montañerada. Olvídese de ridiculizar a sus gobernados. Está bien que usted no se haya leído tres libros en la vida, pero no demerite el anhelo y el respeto que los paisas tienen del mar que no pudieron tener en el Parque Berrío.