La selva es para los micos
En eso volvió a caer el país, en una selva donde solo se salvan los que pueden, los depredadores, los que tienen el poder para hacer daño.
Como decía hace 39 años la escritora Laura Restrepo, de un lado de “la mesa de juego hay un hombre, el presidente, del otro lado hay muchos que lo siguen”, de lo que se pueden desprender muchas situaciones complicadas.
Ojalá se aclare, sin esguinces ideológicos, el vil atentado que sufrió el senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay.
Por ahora, quiero referirme al partido conservador, dejando de lado al liberal, el que, aparentemente está mejor organizado, aun cuando con costumbres propias de las ambiciones políticas.
El conservatismo es un partido con historia memorable, con grandes obras. Lamentablemente, se fracturó gracias a prebendas conocidas por el país y a personajes sin convicción a los que solo les ha interesado su situación personal.
Incluso hoy existen algunos congresistas que mal representan al partido, imbuidos en asuntos de “mermelada” desmesurada. Coyuntura triste.
Hoy debemos reconocer el cambio positivo de Efraín Cepeda, actual presidente del Senado. Está actuando con sindéresis, con hombría, con dolor de patria, defendiendo a Colombia de las posibles tropelías anticonstitucionales a las que nos quieren someter.
Es el que tiene a millones de colombianos esperanzados. Igual podemos opinar de la Senadora Nadia Blel, presidente del directorio nacional Conservador, quién valientemente está luchando por recuperar la dignidad del partido.
En el Valle, especialmente, sus tres jefes naturales no están en el panorama político actual. Cuánta falta hacen. Rodrigo Lloreda y Humberto González Narváez, fallecieron.
Solo queda Carlos Holguín Sardi, retirado por edad y algunas dolencias delicadas de salud pero pendiente de su colectividad con su inolvidable liderazgo. Debe ser escuchado, con urgencia.
Hay que decir que con los tres el partido conservador fue un ejemplo de gallardía, de grandeza regional y nacional.
Hoy se puede revivir, con ética, amor por la patria, con mística, dejando de lado ambiciones personales.
Los líderes de antaño deben estar ahí, ayudando y buscando nuevos liderazgos, nuevos dinamismos, como Juan Camilo Vélez, quién quiere ser candidato al Senado, moviéndose por diferentes regiones del país.
Joven inteligente y decidido. Ojalá no se le atraviesen, con ese estilo viejo de la política. Estamos en otra época. Enhorabuena.