Los ciclos perversos
El país está atrapado en un círculo vicioso. Un laberinto de trabas, análisis infinitos y disputas burocráticas que solo conducen a la inacción. Mientras el gobierno intenta nombrar un ministro de Defensa, el debate se pierde en detalles formales. Que si es de la Fuerza Aérea y no del Ejército. Que si debe pedir la baja o irse en comisión. Que si eso genera problemas administrativos. Y mientras tanto, la inseguridad avanza sin obstáculos.
No es la primera vez que Colombia se paraliza por discusiones que solo desgastan. En lugar de enfocarnos en soluciones, nos enredamos en tecnicismos. El crimen no espera. Los delincuentes no necesitan estudios previos ni trámites engorrosos para tomar las calles, controlar territorios y sembrar miedo. Mientras debatimos, ellos actúan.
El problema no es solo el nombramiento de un ministro. Es un síntoma de un país que se ha acostumbrado a no hacer nada. A postergar decisiones hasta que la crisis se vuelve insostenible. A permitir que las peleas políticas y los intereses de unos pocos sean más importantes que la seguridad de todos.
Colombia no puede seguir en este estado de parálisis. La inseguridad no se resuelve con discursos ni con peleas en redes sociales. Se necesita liderazgo, acción inmediata y una sociedad dispuesta a permitir que las soluciones avancen. Si seguimos en esta espiral de excusas y obstáculos, el único perdedor será el país.