Los eternos desafíos del Valle

Rosa María Agudelo

Sentarme a reflexionar sobre los retos del Valle del Cauca para el 2025 evoca un inevitable déjàvu.

Inseguridad y Buenaventura vuelven a ocupar el centro de la agenda.

Sin embargo, esta reiteración no debe desanimarnos, sino invitarnos a redoblar esfuerzos para transformar la región.

La inseguridad sigue siendo un obstáculo enorme.

Municipios como Jamundí y Tuluá enfrentan cotidianamente la presión de grupos armados que amenazan la vida y el progreso.

El gobierno nacional debe comprometerse para cambiar este panorama.

No podemos normalizar la violencia ni permitir que la inseguridad defina el destino de nuestras comunidades.

Buenaventura, a su vez, persiste como un desafío ineludible.

Su relevancia como puerto no solo para el Valle sino para el país entero, exige soluciones estructurales.

La inversión en infraestructura, la atracción de empresas y la mejora en las condiciones de vida de su población son objetivos que no pueden seguir postergándose.

A pesar de estos retos, el 2025 nos ofrece oportunidades emocionantes.

Los programas que fomentan el emprendimiento, en especial los digitales, están marcando una diferencia tangible.

Iniciativas como Nido, Digicampus y Valle IN no solo diversifican la economía local, sino que también fortalecen el sentido de pertenencia y empoderan a las comunidades.

El crédito 0% impulsado por la Gobernación del Valle es otro ejemplo alentador.

Al combatir el flagelo de los prestamistas informales, esta estrategia alivia a los ciudadanos mientras dinamiza la economía regional.

2025 puede ser un año de transformación.

El Valle del Cauca tiene los recursos y el talento para convertir su potencial en realidad.

Este paraíso sigue siendo una tierra fértil para sembrar esperanza y cosechar un futuro mejor.

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sábado 28 de diciembre, 2024

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