Mártir

Era un tema pendiente. Suelo escribir las palabras que resumen mis futuros escritos en el archivo de notas de mi celular; y lo hago en el preciso instante en que las musas me honran con su favor. Así lo hice con la palabra “mártir” pero el destino quiso que me asaltaran y el aparato celular se fue con esta y otras opiniones nonatas.

El lunes en una misa que se llevó a cabo en el recinto de trabajo tuve un flash back. “Esta semana la Iglesia reconoce a dos mártires, –dijo el oficiante– a San Cipriano y San Cornelio”. Recordé entonces que quise escribir sobre mártires y por qué.

Hay películas y películas como también hay libros y libros. Y de ambas categorías aprecio aquello que me impacta; si la huella es honda, grande, irregular o misteriosa no importa; lo relevante es la existencia en sí de la huella.

Mártires fue una película francesa que vi en el 2008, y a pesar de que se clasifica en el género terror -incluso gore-, y de que este escribidor se marea tan solo con ver el color rojo, terminé la cinta. ¡Sin embargo no resuelvo aún el enigma propuesto por su director!

Mártir significa testigo y la película muestra una sociedad secreta liderada por una dama madura que busca convertir en mártires a mujeres jóvenes a través del secuestro y la tortura. El objetivo de la desequilibrada organización es propiciar el estado de euforia del mártir –gracias al dolor- para que sea testigo del secreto que hay más allá de la muerte y – fehacientemente – comparta su testimonio. La organización logra después de muchas víctimas su anhelado propósito en una infeliz joven desollada viva. La mártir le susurra después de su “éxtasis” su testimonio a la líder, y antes de que esta última confiese la revelación, opta por suicidarse. ¡Cójanme este trompo con la uña!
rodrigofernandezchois@hotmail.com

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    martes 17 de septiembre, 2013

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