Más tinieblas que luces
A seis días de elecciones para el Congreso de la República, miles y miles de colombianos no dejamos de estar preocupados con el futuro de nuestra patria, por el oscuro panorama que se observa con este proceso electoral.
No es justo que con tanto escándalo alrededor de la corrupción galopante que circunda el país, estemos viendo las mismas caras y nombres de quienes han estado involucrados de una u otra forma en investigaciones y sospechas de “mermelada”, contratos leoninos y clientelismo desaforado, que han mermado la capacidad de gobernabilidad del actual gobierno y logrado que las centrales de riesgo internacional le estén bajando calificaciones de inversión a Colombia.
Que políticos presos estén ubicando a familiares en su reemplazo en las listas electorales con el funesto propósito de seguir en la misma situación nebulosa y riesgosa en la que estamos, es una afrenta a la dignidad de la nación.
Que la Corte Suprema, cumpliendo con aquel presagio de su expresidente Augusto Ibáñez, de que “estamos en la época de los jueces”, nos esté dando pésimos mensajes al pactar condenas pírricas y risibles devoluciones del dinero robado al erario, causando más daño moral que material a la institucionalidad y a los colombianos decentes.
El nuevo gobierno debe, con el apoyo nacional, establecer una asamblea constituyente que permita reformar esa justicia politizada y corrupta y, una reforma electoral para evitar que al Congreso sigan llegando los mismos bandidos que utilizan el analfabetismo político y la maquinaria burocrática, para reelegirse sin merecerlo. Este país hermoso no merece esa suerte. Ya la gente está mamada.