Ni para morir me alcanza

Fernando Tamayo

En la actual situación que vivimos es tristemente frecuente que en algunos casos personas que ejercen algún nivel de liderazgo y representatividad pretendan capitalizar el dolor, el desasosiego, la desesperanza reinantes para erigirse como alternativas, posicionarse o aprovechar los descontentos e inconformidades.

Una cosa es marcar posiciones, lo cual considero válido, otra es el vulgar oportunismo, y a veces inclusive el promover odios con posturas incendiarias que solo polarizan aun más lo que ya está suficientemente polarizado.

El caso de nuestros congresistas /no todos/ me llama poderosamente la atención, dado que gran parte de lo que estamos viviendo ha sido causa de la sordera centralista; mucho dolor nos hubiéramos evitado si la reforma tributaria hubiera sido retirada antes, pues de alguna forma las posturas tardías y falta de presión en poco ayudaron a mitigar el estallido social y sus subsecuentes consecuencias, muchas de las cuales no tienen nada que ver con el derecho a la protesta pacífica.

Desde el Concejo Distrital de Cali también debemos asumir con entereza nuestras responsabilidades, nuestra insensata sordera, nuestra pasividad: nos faltó escuchar más la voz de la gente y leer su realidad, pero aun hay tiempo de desandar lo andado.

Si alguna lección nos debe dejar el paro, que aun vivimos, y la magnitud de la protesta en Cali, es que las inversiones deben responder a las necesidades y al sentir de la población.

Esta bomba social que nos estalló es producto en alguna medida de las decisiones que se han tomado, que no fueron acordes con la situación social, el nivel de pobreza y la falta de futuro que se vive en enormes sectores de la ciudad. Por eso es vital que el Alcalde presente al Concejo una modificación al Plan de Desarrollo.

A nivel de movilidad se amerita hoy más q nunca el fortalecimiento del transporte público colectivo, para cubrir las rutas que nuestro maltrecho sistema de transporte no puede asumir, para así garantizar la movilidad digna de los caleños.

Proyectos como la Central de Abastos del Oriente se convierten en piedras angulares, no solo en lo que tiene que ver con el abastecimiento, sino con la generación de empleo e inversión en este sector tan sensible de nuestra ciudad.

Si bien el paro no ha finalizado ni la insensatez de los retenes ilegales ni la inconformidad, la idea es que nosotros desde nuestra competencia como junta directiva del Distrito debemos abonar el terreno de lo que será la reconstrucción de nuestra casa común, para hacer que lo que leí en un grafitti y que me partió el alma quede como un mudo recorderis del tiempo perdido: “NI PARA MORIR ME ALCANZA”.

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martes 18 de mayo, 2021

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