No es lo mismo hoy que ayer
Años atrás hacer o elaborar proyectos políticos en Colombia era más fácil que hoy. Había mística y disciplina por las ideas de partido.
Eso se perdió por culpa de Gustavo Petro. Hoy, más que ayer, congresistas con aval liberal y conservador, vendieron su dignidad por “mermelada”, dejando a sus votantes y a las regiones como al ternero.
Algunos incluso, son petristas pero sin entregar la curul y esperando aval del partido al que traicionaron. Inclusive, algunos, más del conservatismo, por buen dinero “venden” los muchos o pocos votos a candidatos al Congreso de regiones distintas.
Ayer, Las votaciones eran copiosas, hasta que llegó Iván Duque, a quién le correspondió la época terrible de la pandemia del covid, lo que le permitió a Petro con sus pertrechos comunistas o de izquierda como prefieren que los tilden, tomarse el país, aprovecharse de eso y de un proyecto de reforma tributaria donde hasta los huevos tendrían precios exorbitantes, según él.
Aplicó la tesis de algún filósofo del pasado de que “no hay mejor aliado para un comunista o dictador, que un pueblo ignorante, cobarde, hambriento y conformista”, para casi tumbar a Duque incendiando al país. Afortunadamente triunfó la institucionalidad.
Sin embargo, crearon caos y con elecciones cercanas, ganaron poder nacional, aprovechando que a sus huestes llegaron liberales y conservadores oportunistas, creyendo que Petro era el mesías, el salvador de la patria.
Transcurre el tiempo y a cuál más se va dando cuenta que todo es una farsa. Cogieron el presupuesto para salir de la pobreza y volvieron añicos la esperanza de tantos que hoy están arrepentidos.
Hoy, recuperar el país va a costar mucho tiempo y mucha lana, la cual va a ser difícil lograr porque Petro va a dejar este país super-endeudado.
No olvidemos a Fidel Casto cuando se tomó el poder en Cuba y prometió a sus isleños que “cuba en diez años sería más desarrollado que EE.UU.”. Van 62 años y Cuba, la bella de antes, hoy es miseria total.
Hoy no es tan fácil convencer para que voten por determinado político. La gente sigue siendo leal a su ideario político pero difícilmente vota por eso.
Los partidos implosionaron, razón por la cual se cree que el próximo mandatario será un outsider, ese que dice lo que la gente quiere oír ante la ingobernabilidad de la izquierda.