Obras por Impuestos: el motor silencioso del desarrollo en el Valle del Cauca

Ana Janneth Ibarra Q.

En el Valle del Cauca se está escribiendo una historia de desarrollo con tinta colaborativa.

Es el fruto del mecanismo de Obras por Impuestos, una herramienta poderosa que ha permitido articular lo público y lo privado para cerrar brechas históricas en educación, infraestructura vial y conectividad rural. Y su impacto no es un discurso vacío, es real y tangible.

Para muchos, la idea de que las empresas inviertan sus impuestos directamente en obras públicas podría parecer revolucionaria; para otros, es una exigencia ética, que tributar genere un retorno visible en las comunidades.

En el Valle del Cauca, ese “retorno” se traduce en vidas cambiadas, en tramos de carretera rehabilitados, en caminos rurales que antes eran pesadillas para los agricultores, en aulas nuevas y dignas para los estudiantes.

No es casualidad que la educación sea una de las grandes beneficiarias del mecanismo. En 2025, se destinaron 340.000 millones de pesos a 51 proyectos educativos en todo el país.

El Valle del Cauca no se queda atrás: diferentes empresas bajo este esquema, han dotado instituciones educativas en municipios vulnerables con computadores, infraestructura tecnológica y formación docente.

La infraestructura vial ha sido otro gran beneficiario. En el Valle, uno de los proyectos más significativos para el año 2025 es la rehabilitación de 8,67 km de la vía Candelaria – Crucero La Industria, con ampliación, mejoramiento de bermas y una inversión superior a 50.000 millones de pesos.

En zonas rurales, el impacto es aún más profundo. Por ejemplo, en Yotoco, Dagua, Calima el Darién se han mejorado más de 33,2 km de vía terciaria, conectando veredas y facilitando el tránsito de personas, productos agrícolas y servicios. Esa conexión no es sólo física, es social, económica y humana.

Lo que hace grande al mecanismo no es sólo la inyección de recursos, es la articulación. El éxito radica en que hay una coordinación entre el gobierno Departamental, que identifica las necesidades, prioriza territorios y las empresas, que asumen parte de sus impuestos como inversión social.

Lo que el Valle del Cauca está haciendo con Obras por Impuestos es mucho más que un par de proyectos, es una apuesta estratégica por el desarrollo sostenible, comunitario y equitativo.

No depende únicamente de la buena voluntad, depende de una arquitectura institucional sólida, de compromiso privado, de transparencia y, sobre todo, de una visión compartida de largo plazo.

Si queremos que Colombia cambie, que sus regiones históricamente rezagadas se transformen, necesitamos más modelos como este, no esperar a que el Estado lo haga todo, pero tampoco permitir que el sector privado invierta sin responsabilidad social.

El Valle del Cauca lo está demostrando, cuando lo público y lo privado se unen de verdad, no solo se construyen caminos o aulas, se construye futuro y se humaniza la verdadera gestión social.

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martes 9 de diciembre, 2025

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