¿Outsider?
En la cosa política colombiana este término inglés se ha puesto de moda. Tiene varias connotaciones, entre ellas es útil para armar competencia (se comienza a ver a las sociedades desde adentro y desde afuera) o un tercero a incidir en la decisión de grupos de diversa índole y, se trata de personas que no pertenecen a ningún grupo.
En Colombia, específicamente, ya se habla en algunos centros de pensamiento político de la importancia de esta figura en la actual circunstancia nacional por la que atraviesa nuestro país.
Recordemos que siendo Andrés Pastrana presidente, heredero del caos político, social y económico de su antecesor Ernesto Samper, quién dejó una Colombia secuestrada por las guerrillas, pretendió realizar un acuerdo de paz con las farc, cediéndoles 42 mil kilómetros para que pudieran movilizarse mientras dialogaban.
Esta situación fue aprovechada por los irregulares para seguir secuestrando y creando zozobra, amén de quedar como el ternero cuando el “comandante” Marulanda lo dejó solo en la mesa donde iniciarían conversaciones.
Como Pastrana no logró cumplir con su mayor promesa de campaña, llegó una nueva época electoral en la que el liberal y escudero de Samper, Horacio Serpa iba sobrado en las encuestas pero, se le apareció un inesperado copartidario, Álvaro Uribe Vélez, quien propuso a Colombia ponerle el “tatequieto” a la guerrilla y, de un uno por cierto en sus posibilidades, se convirtió en un fenómeno político logrando ganarle al establecimiento político nacional, hasta el punto de ser reelegido inmediatamente.
Pues ahora estamos en similar circunstancia y ya salieron a la palestra los que quieren llegar al Palacio de Nariño. Incluso el mismo Uribe Vélez, en disertación suya hace dos semanas en Cali, habló de que en un alto porcentaje, el posible presidente sería un outsider, gracias a la desconfianza que existe actualmente y en alto grado.
Uribe cuenta con cuatro candidatos buenísimos pero, con posibilidades inciertas. Igualmente Claudia López, izquierdista radical y muy amiga del presidente Petro pero, gracias al oportunismo proselitista, ahora se considera su ex – amiga. Su problema es que le crean.
Alejandro Gaviria y Sergio Fajardo, desgastados a través de los años. Solo queda una, y esa si es una outsider: Vicky Dávila Hoyos, inteligente, aguerrida, con dolor de patria, apoyada en la sombra, por ahora, por muchísima gente de diferentes vertientes sociales.
Anda recorriendo el país, calladamente, por el peligro que corre su vida.
Ese es, brevemente, el panorama de la política colombiana. A unos les gustará, a otros no pero, lo cierto es que, miles y miles de compatriotas, incluidos muchos arrepentidos, ya piensan en “salvar” al país o, regresar a su cauce normal.