Pateando el tablero
Cuando uno revisa cómo se creó el M-19, se sorprende que en el nivel más alto de mando nunca aparece el nombre de Gustavo Petro.
Los destacados eran Jaime Bateman, alias “pablo”, Iván Marino Ospina, Álvaro Fayad, alias “el turco”, Carlos Pizarro, Rosemberg Pabón.
Almarales, Otero y otros estuvieron en un nivel más abajo, pero tampoco aparece Gustavo Petro. Por curiosidad en los últimos días releí el libro “razones de vida” de Vera Grabe, figura relevante de dicho grupo guerrillero, bastante antiguo, y tampoco se menciona allí a Petro como integrante importante.
Alguna razón tiene Carlos Alonso Lucio cuando sostiene la tesis que el Presidente no tuvo figuración alguna en ese grupo alzado en armas.
Hago esta introducción para decir que Gustavo Petro definitivamente, se dio a conocer cuando logró ser elegido como senador de izquierda dejando rezagados a otros de mayor importancia. Posiblemente, utilizó la oportunidad precisa y un discurso encendido que tanto gusta en ciertos niveles de la sociedad.
En ese nivel se destacó, indudablemente, llegando a la posición política que representa hoy. Sin embargo, saca a relucir la bandera del M-19 en vez de la bandera de Colombia en algunos de sus actos públicos y se dedica a amenazar al país y a generar pánico con sus medidas y con sus invitaciones a salir la calle a “defenderlo” de quienes le quieren dar un “golpe blando” que solo le funciona en su imaginación, porque quiere eludir que los órganos de justicia y control funcionen como debe ser.
Se equivoca, igualmente, con sus mensajes en X y luego los borra, como sucedió al asegurar que Gabriel García Márquez era del M-19, lo que no es cierto.
El nobel si era de filosofía comunista, amigo de Fidel Castro pero, de ahí a ser militante activo o pasivo de un grupo como el M-19, tampoco. Tampoco fue cierto que Turbay Ayala ordenó asesinarlo. Terrible.
Y así como estas imprecisiones, comete otras que si preocupan por la desestabilización emocional que causa a la población nacional.
El abogado Alfonso Gómez Méndez, ex—fiscal general, fue el abogado defensor de nuestro insigne escritor y, conoce mejor que nadie, esta historia de García Márquez, quién, afortunadamente, salió a desmentir ese trino presidencial.