Paz o caos total
Mientras agoniza este 2025 y ya son evidentes los estertores del gobierno de Gustavo Petro, el fracaso de la llamada paz total emerge como una, sino la principal, de las frustraciones del primer gobierno de izquierda de Colombia, elegido por la vía democrática.
Con certeza podemos afirmar que ninguno de sus electores, que defienden a sueldo o espontáneamente al gobierno del “cambio”, cree que en el terreno del orden público y la llamada paz total se haya obtenido un solo logro.
Las presuntas mesas de negociación con disidentes y criminales de distinto pelambre, no pueden presentar un balance positivo.
Las cifras entregadas por el Ministerio de Defensa dan cuenta de más de 140 uniformados asesinados en el año que termina, bajo modalidades diversas de ataque y terrorismo, con niveles de sofisticación y crueldad como el uso de drones con explosivos que matan y mutilan cuando alcanzan sus objetivos humanos.
La destrucción de poblaciones como Buenos Aires, Cauca, demuestra el escalamiento de una guerra terrorista que parece no tener límites en su degradación y sevicia.
Pese a las declaraciones recurrentes del ministro de Defensa, Pedro Arnulfo Sánchez, el sentir de la gran mayoría de colombianos es que tenemos unas fuerzas armadas sometidas, inoperantes en los niveles que deberían, acuarteladas por una ideología y reducidas en su capacidad de reacción en gran parte de los municipios del país.
Los angustiosos llamados del alcalde de ese municipio caucano, Pablo César Peña, clamando por ayuda para sus habitantes y uniformados acorralados, todavía resuenan en quienes los escuchamos en directo por las emisoras.
Siete horas después llegaron los refuerzos en un inexplicable retraso de apoyo a quienes, heridos, daban su vida para proteger sus instalaciones y a unos habitantes en estado de pánico encerrados en sus casas, muchas de ellas destruidas por el fragor del ataque cobarde.
No sólo no hubo la prometida paz total, esa que anunciaba que en tres meses pactaría con el ELN la suspensión de sus acciones terroristas, sino que hoy, lo que tenemos en Colombia es un caos total, que aspiramos llegue a atender de manera urgente el nuevo gobierno que habrá de posesionarse el siete de agosto de 2026, cuando cese la horrible noche.