¿Qué cambió en Colombia?
Llegó diciembre con su alegría sin importar la pavorosa situación a la que estamos sometidos los colombianos.
Definitivamente Colombia es una nación resiliente, salvo los que votaron hace casi cuatro años (ya muchos se arrepintieron) pese a sabiendas de lo que nos podría ocurrir con un gobierno de izquierda, como a muchos otros en el mundo.
Seguimos adelante sin dejarnos amilanar así el país esté temeroso ante tanta masacre e inseguridad, amén de la terrible crisis económica que atraviesa la nación gracias al manejo presupuestal de quienes tienen la responsabilidad de ejecutar y cumplir.
El desgreño solo ha causado caos. Pretenden acabar con la economía formal.
Es indudable que gran parte de ese mal manejo se debe a la nómina paralela que durante los tres años y medio de gobierno se han contratado miles y miles de personas con propósitos electorales, y más ahora en su último tramo dónde el gobierno necesita obtener, según ellos, la presidencia y una gran mayoría de curules en el Congreso de la República.
Igualmente, se perdió mucho presupuesto sin explicación alguna. Cosas tan importantes como “mi casa ya”, el icetex, el deporte, las transferencias territoriales, la salud, la seguridad, las FF.AA., etc, etc, se quedaron en la inopia.
El presupuesto se fue evaporando paulatinamente en cosas distintas, inventadas para justificar lo injustificable.
Lo cierto es que mucho dinero del Estado se perdió sin que conozcamos la construcción de una carretera, de un túnel, de un tren volador como se prometió y de tantas otras cosas que solo existieron en la mente del mandatario actual.
La otra situación es que a este gobierno le aprobaron tres reformas tributarias sin que viéramos sus resultados.
La forma desmesurada como este gobierno se endeudó a altas tasas de interés sin que el país viera inversión alguna por ningún lado. Venta de bonos verdes sin cumplir requisitos sin saberse para donde van esos seis billones de dólares.
En fin, todo un “gobierno transparente” que solo actúa con venganza, sobre todo contra los ricos, que se convirtieron en el caballito de batalla para hacer y deshacer.
Mientras tanto nos tocará comer natillita y buñuelitos solamente y, bailar “El ausente”, en homenaje a los miles de colombianos que se fueron del país aburridos con tanto decrecimiento.