Recuperando el ritmo de generación de empleo

Edwin Maldonado

Esta pandemia es tal vez el reto más grande que enfrenta nuestra humanidad en un lapso corto, puesto que se habían presentado guerras mundiales o pandemias que no llegaron a todos los continentes al mismo tiempo; crisis financieras que, si bien han tenido impactos mundiales, estos se han dado de diferentes intensidades en los países y luego de que se reflejaran sus efectos en el sector real en un periodo de tiempo largo. En cambio, hoy en menos de 2 meses gran parte de los países se vieron inmersos en esta crisis, una crisis de personas, que ya va para 7 meses y que pone a prueba nuestro sistema económico.

Como en toda crisis, el impacto inmediato se ve reflejado en el empleo de las personas y esta no es la excepción. Específicamente en Colombia veníamos con un desempleo promedio del 10,6% en los últimos 12 meses anteriores a esta crisis, y en el mes de abril, en el que el aislamiento obligatorio restringía más sectores, se alcanzó una tasa de 19,8%. Para el mes de mayo ya estaban operando sectores nuevos bajo protocolos de seguridad, pero el desempleo subió a 21,4%, alcanzando la cifra más alta de la historia y reflejando aparentemente una situación peor.

Acá es cuando la tasa de desempleo deja de ser relevante, puesto que subestima la perdida real de empleo y no reconoce lo que significó que en mayo se reactivaran otros sectores económicos. Comparando los meses de abril y mayo con su respectivo mes en el año anterior, se encuentra que en abril la población ocupada disminuyó en 5,4 millones de personas, esta es la real destrucción de empleo, que para mayo se redujo levemente a 4.9 millones.

Por otro lado, muchas personas dejaron de buscar empleo y pasaron a ser inactivos (no se contabilizan como población económicamente activa – PEA, que es el total sobre el que se calcula la tasa de desempleo), algunos porque preferían guardar aislamiento, pero la mayoría porque las ocupaciones que tenían se vieron afectadas y no podían buscar un nuevo empleo. El año pasado la PEA era en promedio de 25 millones de personas, pero para abril de este año se redujo a 20,6 millones y para mayo se recuperó a 22 millones de personas. Es decir que el mes de abril alrededor de 4 millones de personas dejaron de buscar trabajo de manera involuntaria, pero en mayo debido a que ya no resistían sin ingresos, regresaron al mercado laboral más de un millón de personas. Si se sumaran las personas que dejaron de estar activas cada mes, a la población desocupada, la real tasa de desempleo sería de 32.3% en abril y 30,3% en mayo.

Más allá de las cifras, estas reflejan que era importante la apertura gradual de la economía, debido a esto en mayo entraron a operar más empresas que permitieron enganchar nuevos trabajadores y por eso debíamos seguir ese camino. Sin embargo, queda el sinsabor que en mayo con respecto abril solo se generaron 738 mil empleos nuevos, con respecto a los 1,4 millones de personas nuevas que salieron a buscar trabajo. A pesar de que en junio ya gran parte de los sectores pudieron operar y van a generar nuevos empleos, es de esperar que la destrucción de empleo se mantenga alta y que esta castigue a los más vulnerables; a los informales, a los jóvenes y a las mujeres, acrecentando aún más las brechas laborales, y, por ende, sociales.

Es decir, la tasa de generación de empleo no es suficiente, debemos recuperar empleo a mayor ritmo, y para esto es necesario terminar de habilitar el resto de los sectores de la economía, pero no basta. Una real reactivación de la economía en el marco de una crisis extraordinaria implica implementar medidas extraordinarias, que van desde el impulso a sectores económicos con fuertes encadenamientos productivos; la facilitación de los procesos, la reducción del costo país, el acceso al crédito y el acompañamiento integral para que las empresas y personas puedan adaptarse a las nuevas realidades.

Comments

miércoles 1 de julio, 2020

Otras Noticias