Salsa y el centro de Cali, dos forjadores de la identidad caleña

Edison Giraldo

Cali es reconocida a nivel nacional e internacional por ser el único distrito deportivo del país y la capital latinoamericana del deporte, por ser el Destino Cultural Líder de Sudamérica y, en definitiva, por ser la tierra del sabor, gracias a la identidad que se ha ganado por la salsa.

Tanto caleños como vallecaucanos han adaptado el género como parte de su identidad, lo que ha permitido, por ejemplo, que en el 2022 la salsa fuera declarada como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación.

Esa cultura ligada a la salsa le ha permitido a nuestra ciudad ser el anfitrión de eventos de talla mundial, como el Festival Mundial de la Salsa, el encuentro de melómanos y la Feria de Cali, con su ya reconocido salsódromo.

Pero no es solo eso, de a poco, distintos escenarios dentro de la ciudad se han ido ganando un espacio como atractivos turísticos, como ocurre con la Calle del Sabor o el mismo barrio Obrero, cuna de la salsa en Cali y en el que se encuentran reconocidos lugares como el Museo de la Salsa.

A pesar de que tener este amplio reconocimiento a nivel mundial, no deja de ser paradójico que a nivel local ese aspecto sea de los menos explorados por los caleños.

Y aunque tengamos ocupaciones hoteleras por encima del 60%, alrededor de 2.000 turistas y más de 1.600 millones en ingresos turísticos como consecuencia de eventos que giran en torno a la salsa, parece que en Cali no hemos logrado dimensionar todos los beneficios que se pueden generar alrededor de este clúster, en el que se puede consolidar una oferta cultural permanente acompañada del flujo laboral de artistas, orquestas, diseñadores, bailadores, bailarines y demás.

El potencial económico, cultural y turístico siempre ha estado ahí, en medio del corazón de nuestra ciudad y no hemos encontrado la forma de levantarlo y volverlo a posicionar ante el mundo.

Por eso, toma gran valor lo que plantea la Administración para este sector con proyectos como la Ruta Cultural y Turística de la Salsa del barrio Obrero, en el que se van a ver beneficiadas las escuelas de salsa, así como las economías que se mueven en torno a este género y donde se espera poder contar con un complejo musical dancístico que transformen la cara al centro de la ciudad de la mano de la cultura.

Así como Roma es reconocida como la Ciudad Eterna, por su historia y legado arquitectónico; Nueva York como la ciudad que nunca duerme y Venecia como la ciudad de los canales, Cali lo tiene todo para ser reconocida como la ciudad de la salsa, del sabor y la alegría.

Cali ha estado en deuda con su identidad, por eso considero que todo el apoyo que va a tener la cultura y la salsa, debe estar acompañada de incentivos económicos que permitan contar con un fondo para apoyar talentos y actores del sector: músicos, bailarines, zapateros, confeccionistas y artistas.

A la vez, en que se tenga todo un circuito de promoción de contenidos culturales y académicos sobre el sector de la salsa durante todo el año, apoyo de proyectos y demás aspectos en los que el centro de Cali puede ser protagonista no solo por su historia, también porque puede ofrecer sus espacios públicos, como parques y plazas, para ubicar este tipo de ofertas y así seguir logrando su revitalización.

Cali tiene una joya, llamada salsa, que solo sale a relucir dos veces al año con el Festival Mundial de la Salsa y la Feria de Cali, cuando podría explotar su potencial cultural y salsero de forma permanente.

Es momento de recuperarla y mostrarla de la forma en la que podamos gritarle al mundo lo dicho por la Sonora Ponceña y es que “(…) en Cali pachangueando, la vida se pasa volando”.

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jueves 20 de junio, 2024

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