Samuelito, Oliva, Baudilio y Maura

Leonardo Medina Patiño

Me conmovió, sobremanera, cuando en la inauguración del XXIX festival de música del Pacífico Petronio Álvarez –“la casa grande del Pacífico”– bailaoras salieron con la imagen de Samuelito y Olivita en la tarima.

Se veía él, con su sonrisa inocente y tierna, mostrando esa bondad que siempre pregonó desde el baile y sabor litoral.

Olivita también salía en otra fotografía, un poco menos sonriente que Samuel, pero reflejando la alegría que hacía de su existencia esa mejor manera de encontrarnos.

De inmediato, vinieron otras imágenes de amigos del Pacífico que se han ido a ese espacio etéreo pero que siguen vivos, palpitantes, en la memoria colectiva y en lo profundo de nuestros corazones. Se trata de Maura de Caldas y Baudilio Revelo.

Ella, cocinera excelsa, con sus prodigiosas manos dejó un legado que saboreamos en algunos restaurantes de nuestra región.

Esa sazón propia del afro Pacífico es impregnante en el paladar, inolvidable y nutritiva.

Maura de Caldas nos dejó este año, pero el festival Petronio debe rendirle homenaje perenne a su herencia, porque ella continúa allí, espiritualmente.

Y en esa sucesión de recuerdos, que llegaron a golpe de cununo y guazá, con esas voces agudas de las mujeres de nuestro Pacífico, con la pañolada que da la bienvenida a este enorme encuentro cultural y patrimonial, no podía faltar la imagen de mi amigo Baudilio Revelo, a quien dediqué una columna en este mismo espacio, hace pocos meses con ocasión de su deceso.

Todos ellos son esa herencia y dejaron el camino trazado para que se siga la senda del cultivo de la cultura del Pacífico, cargada de letras, hierbas de azotea, marimba, baile, sudor, sabrosura, arrullos y currulaos, que es lo que recoge el festival Petronio Álvarez, durante estos próximos días.

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viernes 15 de agosto, 2025

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