Cali, abril 25 de 2024. Actualizado: jueves, abril 25, 2024 01:13

Luis Ángel Muñoz Zúñiga

Segunda independencia

Luis Ángel Muñoz Zúñiga

Las inclemencias de la naturaleza y las voces de la reacción parecen estar confabuladas para impedirnos una segunda independencia y que no podamos vivir sabroso.

Hace más de dos siglos, precisamente en fechas de julio, se gestaron las revoluciones burguesas contra el feudalismo y se declararon las independencias contra las monarquías: la independencia de los Estados Unidos fue un 4 de julio de 1776, la revolución francesa un 14 de julio de 1789 y la independencia de la Nueva Granada un 20 de julio de 1810.

Entonces, ahora, ¿por qué hablar de una segunda independencia de Colombia? Porque hace doscientos doce años los patriotas de la Nueva Granada declararon la independencia política de España, pero el país siguió sometido a las potencias y los nacionales quedamos subordinados por las castas herederas de la tierra y del poder.

Durante dos siglos de República, los 20 de julio de cada cuatrienio, los congresistas siempre se alistaron a aprobar leyes para perpetuarse en el poder y usufructuar el erario público, mientras sumían en la pobreza al pueblo que por falta de conciencia seguía votando por sus opresores y los corruptos.

Pero llegó el tiempo de cambiar, hasta que el pasado 19 de junio, Colombia votó mayoritariamente simbolizando otro grito de independencia y pacta apostar por una Colombia libre de discriminaciones y de privilegios.

Ahora sólo falta que los congresistas legislen acogiendo esa nueva voluntad popular y refrenden la segunda independencia de Colombia. El nuevo Gobierno presentará proyectos sociales que fundamenten una revolución pacífica y democrática.

Gustavo Petro gobernará retomando los acuerdos que reactivarán el proceso de paz. Desafortunadamente las inclemencias de la naturaleza, provocadas por los mismos hombres, harán más difícil la gestión presidencial que deberá centrarse en la reconstrucción del país azotado por las inundaciones, las avalanchas y los derrumbes.

No es que los fenómenos naturales hayan sido siempre inclementes con los seres humanos. De ninguna manera. Durante milenios fue esa madre tierra ancestral de las culturas precolombinas.

Pero la destrucción de los ecosistemas provocó la tragedia del cambio climático que se manifiesta en incendios, inundaciones, ciclones y demás reacciones telúricas.

Esto se agravó en los últimos tiempos porque en Colombia sucedió que estuvimos gobernados por devastadores del planeta.

No se ha posesionado Gustavo Petro y ya se escuchan las voces de la reacción que reclaman continúe el fracking, la minería ilegal y los permisos para la deforestación.

Esas mismas voces de la reacción salen a exigir la seguridad jurídica de la propiedad de los grandes latifundios improductivos.

Esas mismas voces de la reacción quieren seguir enriqueciendo con empresas de intermediación la prestación del servicio público de la salud. Inverosímil, pero es cierto, que desde la vigencia de la Ley 100 de 1993, este sistema sólo existe en Colombia.

Las EPS que se volvieron gran negocio, generan pésima atención a la salud, pero sí quiebran las clínicas. Algo similar también ocurre con los fondos de pensiones privados, que no quieren soltar y le ponen cortapisas a los derechos de los pensionables.

Esas mismas voces de la reacción se oponen a una reforma tributaria, para lograr hacer confundir y calentar los ánimos contra el gobierno, haciéndoles sentirse frustrados a los electores cuando llegue el día que puedan señalar que fue incapaz de solucionar los problemas sociales.

Por eso nuestras miradas deberán estar muy atentas para denunciar públicamente a los congresistas que se opongan a los proyectos populares del nuevo Gobierno.

Sólo con la acción conjunta entre el Ejecutivo y el Legislativo, alcanzaremos esa segunda independencia que esperamos los colombianos.

Comments

lunes 18 de julio, 2022
ads_top
Powered by Sindyk Content
Arriba