Sin toros, pero con aeropuerto
Aunque algunos lo esperaban, la Corte Constitucional sorpresivamente respaldó la prohibición a corridas de toros, riñas de gallos y cabalgatas en Colombia.
La noticia es un baldado de agua del nevado del Ruiz para Manizales, en donde la ciudad se reconstruyó montando una feria al más clásico estilo español y toda alrededor de una temporada de toros.
No lo es tanto para los galleros puesto que como no son un espectáculo de multitudes sino de círculos cerrados ,las riñas se harán seguramente en fincas alejadas de los cascos urbanos o en la clandestinidad.
La que si golpea a la creciente afición por los caballos de paso, es la de las cabalgatas porque restringe a pistas de juzgamiento la posibilidad de exhibición de sus esplendorosos animales y, por ende, algunas fiestas y ferias de ciudades y pueblos perderán ese atractivo como eje de sus eventos anuales si bien con los años lo reemplazarán con otros.
A la que sí dejan más coja que mesa de tres patas es a Manizales. Solo conociendo la tradición montada sobre esas fiestas como escape a los tres incendios que casi la destruyen por completo.
Y quizás radiografiando el sentimiento de orgullo de una sociedad tan cerrada como la de la capital de Caldas ,se podrá entender el golpe bajo que reciben con la prohibición de las corridas de toros.
Allá donde la plaza siempre tenía mínimo tres cuartos de llenura y hasta del volcán del Ruiz trataron de esconderse para no irse a tirar las corridas, el golpe tiene que ser muy duro.
Afortunadamente les queda la esperanza de ver por fin construido el aeropuerto de Palestina, así sea mucho más reducido en tamaño de lo programado y continúe siendo un botadero de plata.
La semana pasada sacaron otra vez a licitación su construcción y aunque no les aporte más volumen de pasajeros de los que llegan por Pereira, es una especie de ridículo desquite ahora que se quedaron sin toros y se les puede acabar hasta la Feria.