#SomosHumanos

Iván Cancino

Siento que a veces olvidamos que todos somos humanos, que no importa el cargo que desempeñemos, hay días que necesitamos descansar, hay noches en las que dormir cuatro horas no basta, hay momentos en los que necesitamos desconectarnos de todo y gozar con una distracción vacía, como ver televisión o leer una revista de moda, que no nos represente ningún tipo de esfuerzo.

Olvidamos que todos más allá de las responsabilidades tenemos necesidades fisiológicas, espirituales, familiares y otras tantas.

Le pedimos a los gobernantes que estén disponibles 24/7 los 1440 días que dura su mandato porque es su deber estarlo. Nos quejamos cuando los abogados se enferman porque deben cumplir con sus procesos, claro porque es como si uno pudiera escoger cuándo se enferma y cuándo no. Criticamos cuando un funcionario pasa un fin de semana en una finca o de viaje porque pensamos que no está en su derecho de hacerlo o está usando recursos públicos (como si el salario no le alcanzara para el paseo). Es fácil poner en la palestra a todos los que realizan una labor de repercusión para los demás, es fácil juzgar a un médico que no aparece en una emergencia porque está celebrando el cumpleaños de su hijo. Entiendo las responsabilidades, que el trabajo de un gobernante, bien sea presidente del país o de empresa, alcalde o gobernador no pare y siempre tengan que estar disponibles, lo mismo para otros cargos y oficios que requieren actuar en momentos de emergencia, lo que no admito es que sean puestos al escarnio público por estar en su momento de descanso o estar enfermos al ser llamados a la acción.

Quiero que recordemos que todos somos humanos y por lo mismo requerimos de momentos de esparcimiento, compartir en familia, viajar para visitar a los seres queridos o solo para conocer lugares nuevos.

Quiero que seamos justos, que sepamos que para mantener la salud física y mental estos espacios son necesarios y obligatorios.

A veces creemos que somos súper hombres y súper mujeres que podemos vivir sumergidos en nuestros trabajos, abandonamos sin querer a nuestros hijos y cónyuges, por siempre estar detrás del celular, por querer estar presentes en todas partes cuando es imposible.

No olvidemos que somos humanos, que el tiempo no nos pertenece, lo que es nuestro es lo que hagamos con él, no olvidemos que los demás también son humanos, no los juzguemos como si no lo fueran.

Somos humanos y esta debe ser una de las premisas para vivir nuestra vida y para mirar la vida de los demás.